Me despierto con ganas
de ser quien no he sido
que la vida transporte mis pasos
a una ciudad perdida
donde siempre pueda
estar contigo.
Sigilosos mis pasos
en las sombras te buscarán,
penetrarán
lo desconocido; comprenderé al fin que mi mundo
sin ti está perdido.

Amaneceres románticos
los que Dios a diario me manda
pero tú ya no estás
¿de qué me sirve entonces
la frescura de la luna al anochecer
si ya no vendrás?

Penetro en descuidos las nubes tormentosas
y viajo sin placer. A buscarte me dedico
y lo negro de las nubes hacia abajo
no me deja ver.
Y mi llanto amargo sobre el suelo
empieza a caer
con la esperanza de que seas
alcanzada y mi sabor a tristeza
puedas reconocer.

Pierdo mis pasos en las calles
que jamás conocí
porque jamás me sentí tan perdido
y algo me dice que ni siquiera estoy allí.

Me levanto del polvo y mi color voy perdiendo
mi cara de fértil tierra de guerras
cubierta se encuentra
y me comienzo, sin sobresaltos ni tropiezos
a convertir en un ser que para
el mundo no cuenta,
¡porque voy muriendo de soledad....!
¡porque me abrazó
la muerte y su grandeza!