Con mucho cariño dedico esta poesía para mi hermano Jorge
Hoy que tengo todo
¿Dónde está mi hijo?
se quejaba de algún modo
de este mundo canijo.
Tengo ya mucho dinero,
automoviles y un ranchito,
y me siento un pordiosero,
porque ya me encuentro solito.
Anhelaba todo esto
que luché mucho por ello,
y ahora aquí me encuentro
añorando el pasado bello.
No había ni un cinco,
y aveces ni que comer,
pero estaba con mis hijos
y también con mi mujer.
Al llegar de mi trabajo,
mis hijos salían a encontrarme,
los miraba cuesta abajo,
y no hallaba que darles.
Trabajé sin descansar
para lograr lo que tengo,
no podía ni platicar,
decía, luego me entretengo.
La casa era rentada
y tenía dos cuartitos,
familia muy apretada,
todos estábamos muy juntitos.
Añoraba un terreno
con un arroyo precioso,
una hamaca y un perro
y un patio maravilloso.
Para ver correr a mis hijos
y jugar al fin con ellos,
darles con mucho cariño
bendiciones y consejos.
Crecieron demasiado rápido,
hoy ya están grandecitos,
si yo lo hubiera sabido
los hubiera disfrutado otro poquito.
El tiempo pasa de prisa
y nunca se llega a detener,
por eso amigo o amiga,
aprovecha el amanecer.
Como añoro aquella vida
cuando arrullaba a mi hijo,
a nada daba cabida,
y claro ¡Dios me bendijo!
Hoy tengo mi casa nueva
unos autos y un jardín,
y vaya quien lo dijera,
ni aún así soy feliz.
Los patios están muy tristes,
los niños ya no correrán,
limpiecitos, sin partirse,
mucho tiempo durarán.
La alfombra estará intacta,
los muebles muy bien cuidados,
me consolarán las cartas
que mis hijos me han enviado.
Aquí los esperaré,
recargado en el sofá,
muchos cuentos leeré,
platicando con su mamá.
Ya nos quedamos solos,
así como empezamos,
aprovechándolo todo,
cada rato nos besamos.
No te preocupes hermano,
todos vamos para allá,
y si hoy te ha tocado,
mañana a mi me tocará.
No desperdicies la vida,
tú que tienes hijos pequeños,
que el tiempo camina
y parece que es un sueño.
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