no iba a escribir nada pero algo pasó que hizo sentarme y hacerlo en total silencio. vino mi perro a mi lado. se puso a mover la cola y a lamerme los pies. le miré y este bajó las orejas, cerró los ojos y se puso a dormitar. seguí escribiendo cosas sin sentido como una paloma de colores extraños volando durante la noche para que la vieran, un auto flotando sin llantas y dentro lleno de gente con las caras pegadas a las diez ventanas que tenía el auto, un serie de niños gritando porque deseaban tomarse la leche, una nube que bajaba hasta tomar forma humana y sentarse a conversar con este escritor... seguí navegando en aquellos mares hasta que algo se hizo real. el timbre de casa sonó. me levanté y abrí la puerta. era un joven con una caja muy grande. ¿es usted j.b.?. le dije que sí. me pidió que firmara un papel y pusiera mi número de identidad con el número de teléfono de casa. hice todo, luego me dio la caja, la metí adentro y la abrí. eran cientos de libros y todos de mi propia autoría con un carta en donde me decían que no se habían vendido un solo libro... no sabía qué hacer ni qué responder… entendí que había fracasado como artista... iba a cesar de escribir pero me sentí como más ligero de todo. sonreí de mi suerte y sentí un peso menos en el alma...


san isidro, marzo de 2009