El crudo frío de enero se cuela por paredes y techos de láminas de cartón. Adentro dos delgadas cobijas hacen gran labor, encima de los cuerpos escuetos de tres y cinco años. Carmen prepara el desayuno que consta de una ollita de café y dos bolillos, levanta a los chiquillos y se encamina al trabajo que se ubica a unos metros. Se trata del basurero que ofrece una enorme oferta de empleo. Y Llegar temprano, cuando los camiones repletos de desechos descargan, significa la posibilidad de encontrar alguno que otro cachivache que le vaya bien a su vivienda. En una ocasión, la casualidad retroactiva de la sociedad le hizo llegar a sus manos una cartera con dólares que ayudó a mitigar la carga económica de la semana y provocó en su conciencia un aturdo por la situación del dueño. Más tarde, los niños, ya con el estómago ocupado por momentos, alcanzaron a la madre y se dispusieron al juego frente a la mirada protectora. La investigación dio lugar, aquí y allá cosas por descubrir y ratas que domesticar. Y por raro que parezca, los pequeños sólo han sufrido leves infecciones de piel y uno que otro dolor abdominal.