El vino me atrapa en su odre y me augura forma aunque no sé qué pondrá orden al fermento de liviandad y voluntad.
Puede ser un duende burlón, gárgola o sátiro.
El cerebro asume poder para marear y a veces pilotea vacíos interestelares sin necesidad aparente de fingir algo que preocupa a esa raza humana.
Pero tu beodo ya abandonaste esa careta queratinosa y das por vida un jocoso andar sin idioma ni ocaso.
¿O me equivoco?

(fin)
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Nota de yo:
Lo inventó un amigo, lo copié y ahora encontré el papel donde lo hice y lo estoy subiendo.
El nombre "texto de otro" si lo puse yo.