Íbamos en el transporte de regreso y otra vez me enredé en esas conversaciones que te arrastran al simulacro, como quizás cada paso del destino últimamente, otro día que se pierde en el ocaso, otra discursa insulsa, tanta vida detrás del tinglado de las construcciones verbales derramándose entre el juego cotidiano de la ególatra supervivencia, estoy saliendo de otro aluvión emocional y reflexiono esto y aquello y me voy internando de a poco en la pena de estar empapado en esta alcantarilla de superficial estupidez, ya llevo días, meses o quizás años buscando la vuelta, o perjurando del convencimiento en el no future para este pobre corazón en una ciudad que ya ni recuerda haber contado alguna vez con pobres ni casi con corazones. La legión de solitarios desbandados en necios esparcimientos, a través del tiempo que dista entre el augurio y la decepción, entre el adiós y la impaciencia.
Me quemaste en el recuerdo, quizá algún resto de esos momentos de repaso, perdiendo otra lágrima vacía en honor a tu ruedo. Y la noche se hace pulso y más tarde, que importa ya el más tarde…Harto de la auto Gestapo, Cia o Stasi emocional, la devoción por un marketinero dios figurativo, el contraespionaje entre la vajilla, la valija, la joda, la bola de bodas, la marca, el titulo, mobiliario, horarios, honorarios, honorables y el pensar masivisado en el sublimado buen pasar. Armas que corroen hasta la última defensa, y con los errantes que pasa?, se quedan sin casa…, subido a mas de mil por hora, por horas, mil horas en la carrera de roedores, vaciando de almas las esquinas del pensamiento racional; rumiando desencanto ya no hay opción de detener la picadora, hasta el último suspiro de sueños se derrama en la partida, el regreso imposible y la dificultad para inmolarse en el destello de otro amanecer dorado, entrando de titular a tu vida ya no hay tiempo muerto, todo ha muerto en este tren que dispara las horas hacia una irremediable nada; encima el jugador hace un par de movimientos difusos pero certeros, ahí si la cosa se complica, como justificar la desidia contra un juego en el que se anota mas o menos bien?, como decirle a quien "no te calentés demasiado", si te quiere comer el hígado por pretensión de tener tu insana copa sagrada en su mohosa mano? Como hablar de acción encerrado en este cuerpo que se va disolviendo, refugio de absurdos varios, que ya no se deshace de juventudes, que perdura mas por terco que por exiliado en disfraces de sabidurías. Seguir mas allá por creer que, oculta entre los pliegues de la demanda cotidiana, se esconde compasiva aquella sonrisa que aprisionó el soñar, ese latido que se obstinaba en atravezar melancolías, ese que corría con la magia de la desmesura a lo mas hondo de la belleza, hasta evaporar el último hilo de impiadosas lágrimas.