Me enamoro de vos, y también de vos. Cosas de vos, otras no. El resto es fantasía. Puedo amarte hasta el infinito. Contemplarte. Observar como me contemplas, narcisismo salvaje, deseo de recibir mi imagen reflejada en vos espejo. Espejo de mi angustia-placer, figura amorfa y atemporal, que nunca me abandona para mi desgracia y la tuya, que anhelas mi cercanía imposible, mi fluir capturado en un espejo, cristalizado en dos dimensiones, paralizado en la nada, una imagen no acompaña, compañero; está presa en la superficie desde donde espeja su presencia extraña; extrañada del mundo y de las cosas.
La misma angustia-placer que anhela tanto como teme romper ese largo por ancho, ilusión de volumen, cosa muerta, para renacer o morir, en una única sensación de imagen roja, sangre que así traiga como se lleve la vida.
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