Bájame la piel,

lávala en el arroyo del valle

y tiéndela en el avellano grande,

necesito aromas frescos

que no recuerden el pasado,

impregnarme de presente.



Vengo por caminos de hielo y fuego,

laberintos de luz rota,

estoy ocre de mil guerras.



Busco vegas verdes,

tardes de murmullos acuosos,

anocheceres de fruta intensa,

brisa de azahar al nacer la luna,

manos cálidas en los sueños de hierro,

susurros de amor al despertar,

una amante con piel de realidad.