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Inicio / Cuenteros Locales / Jota59 / Las mentiras de Pedro

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Para el tiempo que llevo aquí, es bien poco lo que he podido conectarme con el mundo exterior. A veces llega alguna paloma que se posa en la ventana; o veo las mariposas y se que es primavera.
No he vuelto a ver a Pedro.
¡Qué hombre Pedro! Todavía recuerdo como me hacía sentir...no creo que haya habido mujer más feliz que yo en ese entonces.
Bastaba su mirada para que el cielo se abriera, y ni hablar de sus besos hummmm...
Siempre he sido más bien fea; cuando fui estudiante, nunca tuve suerte con los muchachos.
Lo más que recibía eran insultos, y a veces alguna proposición deshonesta, debido sin dudas al cuerpo, que por ese entonces era bastante bonito, no como ahora.
A pesar de todo, Pedro si se fijó en mi, y me lo hizo notar hasta el final (si es que hubo final).
Me decía cosas como: «Pimpollito mío, venga a hacerme unos mimos» o, «que lindos ojos tiene mi brujita». Y en él, bruja no sonaba a insulto, tenía más bien una dulzura infinita, porque lo decía mirándome de una forma...
¿Y en la cama?, ahí si que era una gloria, yo no conocía mucho, pero sí había tenido otros hombres, pero Pedro era el mejor.
Jamás dejó de decirme cosas bonitas o de besarme cada espacio de piel, o de amarme en mil formas diferentes. Inventó para mi, las mentiras más maravillosas, solía decirme lo bien que me veía desnuda (aunque yo me veía vieja y arrugada, o gorda), pero él parecía sincero, y yo le creía, necesitaba creerle, me eran indispensables esas mentiras, que cada instante en nuestra casa, se hacían verdades tan grandes como la vida misma.
A veces, escucho a las mujeres comentar: «Yo detesto la mentira» si pudiera decirles que no saben nada, que se puede vivir feliz siendo objeto o víctima de las mentiras de que les hablo, esas mentiras, me ayudaron a vivir.
No significa esto que Pedro no supiera lo fea que era (eso creo) o que desconocía mi carácter a veces agrio, no, él sabía como era, y veía que yo me daba cuenta de sus mentiras. Pero yo lo amé así, como él me amó a mi, a pesar de las mentiras, a causa de ellas...
Cuando me morí, llegó un hombre muy viejo a mi velorio. Tan viejo era que me costó reconocerlo, y acercándose hasta mi ataúd, con un largo suspiro dijo: «Estás tan linda como entonces, como cuando te conocí...acaso más delgada, pero igual de linda.
Recién entonces reconocí a Pedro. Estaba un poco más viejo, pero igual de mentiroso.

Texto agregado el 24-03-2009, y leído por 181 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
25-03-2009 maravilloso realmente!!! sugrapp
25-03-2009 maravilloso realmente!!! sugrapp
25-03-2009 el final es fantastico, con un chispazo de humor que saca la sonrisa...Cuantos de nosotros no sufrimos cuando no escuchamos lo que queremos oir? Muy buena narracion, con un tono jovial y sencillo que nos lleva en la rapida historia de amor de a mentiras pero muy sincero maj8
24-03-2009 Que mentira tan cierta. mosimosa
24-03-2009 Me atrapo... majohadas
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