Todos en la Tierra esperaban con una mezcla de resignación, alegría y tristeza, el Día del Juicio Final: que la Sociedad Religiosa Universal había proclamado y justificado, debido a los terribles pecados cometidos en los últimos tres siglos, por los moradores de la Tierra.
Y al igual que había pasado en el Año de Gracia de 999 después de Cristo y en el año de no gracia de 1999, en este Año del Señor de 2999 se discutía: si el nuevo milenio empezaría en enero de 3000 o como bien decía el profesor Heraclitus: “el primero de enero de 3001”.
Ya no se tenía el problema que había pasado a mediados de 1999, cuando los sabios se preguntaban: “¿si las antiguas computadoras se colapsarían con el cambio de fecha de 1999 a 2000?” ¡Claro qué no! Se contaba con la Superweb Universal a prueba de cualquier falla.
Sin embargo, la afirmación del profesor Heraclitus de que el nuevo milenio debería empezar por lógica al iniciar el año de 3001, pasó a segundo plano, con el descubrimiento hecho por él de que se acercaba un Big Bang nuevo. Aseveración dada por la poderosa Superweb Universal, adoptada por los tres países que formaban la tierra; desde el aristocrático país de la América Unida, que desde su capital Washington señoreaba a los otros dos: Eurasia con su capital Berlín y Africam con su capital Pretoria.

La Superweb completamente construida por el cooperativo Robot’s, donde no intervenía el factor humano, provocador de falsas variables que conducían a error, había pronosticado el fin del Universo conocido.
La Sociedad Religiosa Universal de inmediato se dirigió a todos los habitantes del planeta para echarles en cara, la molicie de los tres últimos siglos, en que gracias al trabajo de los robots, el ser humano en vez de dedicarse a enaltecer su alma según el consejo de sus pastores, se dedicaron al hedonismo más desenfrenado y que como justo castigo del Señor, terminarían todos los impíos en las llamas del infierno y sólo se salvarían unos cuantos justos. El mundo científico, escéptico como siempre, no estuvo de acuerdo con los religiosos.
Agnósticos, eran la mayoría de los científicos y ellos a su vez proclamaron que lo que sucedería con el nuevo Big Bang, era que la humanidad salida de la nada, volvería de nuevo a su principio: la nada.
Los simples humanos lloraron, se despidieron unos de otros, los templos volvieron a llenarse, grandes procesiones religiosas tuvieron lugar en todos los confines de la tierra, las oficinas se descuidaron y los seres humanos sólo querían la paz espiritual para estar preparados para el día en que sucediera el Juicio Final.

Un niño, sin saber donde se encontraba, entró a la oficina del profesor Heraclitus y con la curiosidad de todos los niños al manipular el monitor que se encontraba en el lugar preferente de la oficina, apretó un tornillo que estaba flojo.
¡Sorpresa en el mundo! La Superweb Universal corrigió automáticamente un error, inexplicable que éste, hubiera sucedido en la maquinaria perfecta y se borró de las pantallas la amenaza de un nuevo Big Bang.


El profesor Heraclitus ha desaparecido, fue eliminado de la Superweb Universal, que es peor que la muerte física, no por el error cometido, sino porque se atrevió a insinuar que escribiría un articulo titulado: La Superweb y su factor de error.

Mientras tanto los religiosos y los hombres de ciencia siguen sus discusiones interminables y…