Sufre al pedo, cada día, cada momento, mientras las posibilidades transcurren, “Que la voluntad me acompañe”, se dice, escribe lo que tiene que hacer y va haciendo; la lentitud hace que pierda sentido la acción. La mente se dispersa en esta música exquisita que escucha, se va con las volutas de humo del cigarro que armó, (aspira nicotina para sentirse viva y sabe que es ilusión).
Cuando el lenguaje estructurante se edificó con fallas, la música, el lenguaje de todos los pueblos; el arte, la expresión de la divinidad en el ser humano, toma pregnancia, Aunque no para gozar de la creación, al menos para ser emocionada espectadora.
Llora gruesas gotas de sudor mientras la atmósfera aprieta fuerte y sostenida su garganta.
Una presencia absurda, siniestra por cierto, se mantiene a su lado, Una sombra viva; sombra por ser del Ayer, vive el Hoy. Suelta, temiblemente libre, con voluntad propia, sin rostro, sin tamaño, sin forma.
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