El espacio de aburrido dibujo un mundo multicolor y le pinto estrellas fugaces a cada segundo para que no fueran necesarios los deseos. Un paraíso diferente y alternativo resulto este ser; En donde los angelitos se disfrazan con cuerpos terrestres y juegan a no tener alas, se lanzan de planeta en planeta como acróbatas rusos. Unos verdaderos artistas que realizan proezas en columpios dorados; Entre tantas alas dos pequeñitas con coronas en sus cabezas juegan a la realeza sin imaginar que en un lugar no muy lejano ya son de sangre azul. Una se quita su manta de princesa para ensuciarse en una posa hecha lodo de cristal, la otra se trepa por una enredadera para dar un cara a cara al cielo. Cuando suena la sirena cada pequeñín se dirige a su respectivo mundo y buscan al ombligo interruptor para apagar la luz. Pero estas princesitas revoltosas siguen fijas en el mismo lugar sin prestar atención al movimiento de los demás; se quedan solitas para secretearse al oído y tomadas de la manito corren para resbalar por un pastizal de hierbas arrancando florecitas al pasar. Se inquietan de pronto cuando sienten la voz de la luna que las llama a dormir y menguante esta se transforma en cuna cantando canciones que componen melodía; estas reposan a su ladito mirando de reojo a la madre con los ojos brillantes de tanta felicidad. De pronto la alegría no puede más y el vientre cambia la escenográfia en un instante para convertirse en teatro. Tun tun tun vibro la roja anatomía de una ya nerviosa mientras la otra disparaba en su corazoncito un tun tun mucho mas ensordecedor para continuar el compás. La luna las tomo con ambas manos y las guió al reluciente salón donde les dio el valor con un fuerte beso en sus cachetes colorados. Era el momento indicado el tun tun había comenzado y no había marcha atrás. Mandaron a llamar al capitán sol que llego rapidito y asustado pero la luna brindadora de besos le regalo uno a este también sellando temores. Al mirarse ambos como luna y como sol se forma el eclipse esperado
La fusión de la noche en día comienza, las estrellas no quisieron estar ausentes de este gran momento y se quedaron calladitas siendo espectadores del primer show. Las princesitas se presentaban como actores principales y precisamente ahora era su estreno. Como grandes artistas una dio el primer paso sin tambalear y en vuelta triple se lanzo al espacio escribiendo poemas al pasar; la más pequeña demoro porque se despidió de todos con música, dirigiendo orquestales para cada planeta. La luna orgullosa las vio así nacer y el capitán sol las sorprendió en su nuevo hogar con el día mas brillante que les pudo regalar. Al terminar la presentación todos aplaudieron y corearon a las pequeñas grandes interpretes lanzando rosas desde la gradería, mientras unos humanos locos desenrollaban una pancarta rosada que con grandes letras doradas decía: "Bienvenidas al planeta tierra"