Me pregunto si alguna vez en tus sueños encontraste a Paquita. Posiblemente le hayas visto pero si no conoces la historia quizás no sepas de donde viene. Pues bien amiguito si extiendes tu mano y te agarras fuerte de la mía compartiremos esta mágica aventura que nos llevara a un bosque encantado. Si, a un bosque encantado donde habitan las hadas que conceden deseos a las princesas de los palacios reales.
Así es que, había una vez una hermosa osa color café, su nombre era Paquita, sus ojos eran redondos y tan brillantes que parecían faroles en las noches de luna. La pequeña no era una osa común, su padre era el rey oso, por eso ella era la princesa más graciosa y simpática que había habitado aquel bosque.
Su mundo estaba lleno de amigos, flores, colores, canciones, y panales de miel.
Todo era aventura y diversión, sin embargo la ausencia de su madre, muchas veces la entristecía. Siendo su muy pequeñita, su mama había muerto y el rey hacia hasta lo imposible por ella...
Poco a poco los días se fueron acortando indicando que el invierno pronto llegaría y con él los osos deberían invernar, es decir empezaría su periodo de sueño. El rey ordeno arreglar el cuarto y cuando todo estuvo a punto se dirigió a su hija y con voz fuerte y dulce, dijo.
_Mi dulce princesa, es hora de ir a la cama. Nuestro reloj real indica el comienzo del invierno.
Paquita con el seño fruncido y algo molesta respondió:
_ ¡No ¡¡No! Y ¡Nooooo...! ¡Eso es muy aburrido! Yo quiero saltar, jugar y cantar...
¡Que lío se armo en el palacio! Las doncellas corrían por todos lados. Paquita subía las escaleras y se deslizaba por las barandas. Tanto era el desorden que las hadas fueron llamadas para buscar una solución. Emocionadas acudieron al llamado y entre todas pensaron que como la osita cumpliría seis años en la primavera, podrían contarle cuales serian los regalos si ella obedecía al padre.
El hada más vieja, que vestía una capa naranja con sombrero y zapatos azules, con toda su sabiduría pensó que como la osita era aventurera, le regalaría un diario con tapas bordadas en hilos dorados, así Paquita podría escribir allí todas sus aventuras y al crecer recordaría cada momento de su infancia. El hada delas flores que llevaba en su cabeza una corona de azaleas rosadas y un ramillete de azahares en su mano, dijo que ella le regalaría una varita con los colores de todas las flores, de ese modo Paquita podría poner color a sus dibujos e imaginar los paisajes mas desconocidos del mundo. Seguidamente se presento el hada golosa, esta que traía pulseras de caramelo, aros de chocolate y una varita de turrón, prometió como regalo una brújula de miel para que la osita encontrara con facilidad los panales más enormes del bosque. Finalmente le llego el turno al hada de los sueños, ella contó que la osita siempre soñaba con su madre y que el mayor anhelo de la princesa era poder volar hacia las nubes para abrazarla y besarla. Esto la hizo decidir que su regalo solo se conocería el dia del cumpleaños.
Después de hablar con el rey se reunieron con Paquita, quien. Saludo a las bondadosas madrinas y cada una le fue contando cual seria el regalo de cumpleaños. Sorprendida y muy atenta escucho y cuando le llego el turno al hada de los sueños, esta con voz muy dulce se dirigió a la oseznito:
_Su majestad, estuve presente en muchos de sus sueños y conozco el secreto que hay en ellos. Sé que muchas mañanas se despierta llorando, porque extraña a su madre y anhela tenerla cerca.
Los ojitos de Paquita se transformaron en vertientes que se extendían hasta su corazón.
El hada volvió a hablarle:
_ ¡OH, mi dulce princesita! ¡No llore! Mi corazón sufre junto al vuestro y es por eso que mi regalo será algo verdaderamente especial. Sin embargo deberá cumplir con una condición antes de recibirlo.
Con su vocecita entrecortada respondió:
_ ¿Qué debo hacer?
_Simplemente obedecer a su padre. Respondió el hada.
Algo intrigado con un suave movimiento de su cabeza asintió y comenzó a subir las escaleras.
El rey acompaño a su hija y el sueño se adueño del palacio.
El gélido tic tac del reloj real lentamente despedía al invierno, el verde tímidamente comenzó a vestir los árboles, los pájaros comenzaron a buscar sus parejas y hacer sus nidos. Todas eran señales de que la primavera estaba llegando.
Una mañana, el bosque se vio inundado de colores, las flores adornaban los senderos y perfumaban cada rincón. Tímidas mariposas se acercaban a los vidrios de la ventana de Paquita. ¿Adivinaste?
¡SÍ! Era el día de cumpleaños de la princesa. La alegría, el alboroto, los apurones enmarcaban la fiesta más esperada.
Las hadas llegaron presurosas con sus grandes regalos. Una interminable fila de amigos ya esperaba a la homenajeada. La puerta se abrió a escuchando un dulce “Cumpleaños Feliz”, Paquita bajo. Mientras entregaban los regalos los invitados se ubicaban alrededor de la mesa. El hada de los sueños fue la ultima en acercarse, y con un beso y abrazo, deseo intensamente en su corazón que la futura monarca fuera feliz.
Inmediatamente, un universo de colores invadió el salón, la magia sucedió y en un instante y ante el asombro de todos, Paquita vio crecer en su espalda un par de alitas. Eran alas de mariposa pintadas con los colores tornasolados más bellos que nadie en el reino había visto antes. Los verdes, rosas, dorados y violetas pintaron, en un abrir y cerrar de ojos, aquel par de alas.
El hada de los sueños dijo:
_Con ellas podrás subir hasta las nubes y allí encontraras a tu madre, que cada dia vela por ti desde el cielo.
El rey muy agradecido, nombro al hada custodia real de la niña
Fue el cumpleaños más feliz de Paquita, quien prometió desde aquel dia obedecer siempre a su padre.
Así fue, además, como Paquita se transformo en la osa mariposa del bosque y no te sorprendas si alguna vez podes jugar con ella en tus sueños, pues siempre se acerca a jugar con los niños especialmente con aquellos que al igual que ella no tienen su mama... |