Cuando las palabras ya nos son suficientes para expresar
y cuando se requiere algo más para sublimar
se necesita el arte…
Me he vuelto escritor de angustia, pintor de agonía,
músico de dolor y escultor de monotonía…
El arte en mi existencia no es más que decadencia,
La belleza en mi alma no comprende la elegancia
pues la distorsión es la prevalencia en mi consciencia.

Escribo páginas empapadas de lo mismo, letras sin fin, sílabas repetidas y frases aburridas
Plasmo en cada línea suspenso y nostalgia…
poesías de gritos ahogados y
cuentos de intriga y falsas sonrisas,
¿finales felices? En mis trazos no existen

En mi pintura abundan los paisajes en lienzos rotos que desencadenan llanto
El óleo negro con matiz púrpura expone bocetos de mi alma escindida.
Miles de bosquejos apilados en la galería de mi corazón deshecho
me recuerdan lo que nunca he hecho y que tanto deseo…

Mi música es una total anomalía,
compongo sonidos lineales con notas llanas
Conjunto de resonancias agudas, secas y quebrantadas.
Melodías saturadas del dolor de la melancolía
de lo que se pierde y de lo que se extraña…

Mis manos moldean esculturas insípidas
Formas inundadas de vacío…
Huecas, porosas, estáticas, lastimosas,
a la vez tan duras y a la vez tan heladas
que sin duda requieren ser modificadas…

Esta es el arte de mis entrañas, un paseo por mi espíritu
y por la parte jamás explorada
Esta es el arte de mi añoranza, una muestra de mi deseo
de aquel que nadie quiere saber nada…

Pese a toda la amargura dentro del arte moribunda hay gloriosas esperanzas,
Anhelos inspirados por las voces de los ángeles que me protegen
cuando mis gritos callados buscan sus miradas
y destrozan mi obra funesta con la poderosa luz del consuelo que me dan sus alas.

M.R.C.