Detrás de cada pared, de cada esquina, como un pobre espía,
Te miro y me pregunto, será verdad lo que me dijiste aquella tarde?
Será verdad que te enamoraste de la más profunda indiferencia, y fue por eso que me dejaste buscando en tus ojos las más pequeñas capsulas de vida que antes se reflejaban a cualquier hora del día, en el que solo bastaba tu sonrisa y mi alegría?
Quizás ahora las palabras son solo eso, y las miradas que creí que una vez cruzamos solo fueron eso, miradas perdidas, vagas, monótonas, pedazos de tiempo que nunca pesaron en la historia que alguna vez quise construir para los dos y que prometiste esperar.
Sigo mirándote, viene la noche, salen las sombras,
Tú sigues ahí, como un aparato obsoleto, cansado, callado, mirando por la ventana,
Llenándote de esa absurda indiferencia, tan lúgubre, tan pesada, llena de gritos y de silencios que ni vos podes sopotar.
Sientes mi respiración, sabes que soy yo, que siempre seré yo la que está ahí detrás de esa puerta observándote.
Soy la única quien dormía feliz a tu lado, quien te observaba durante horas, quien soñaba poder brincar en tus pestañas, darte un besito en la nariz y recostarme en tus labios hasta el amanecer.

Pero ahora, todo es más oscuro, y ya tomaste una decisión, te gano el orgullo y yo que pensé que tenías más corazón; tomaste una decisión y yo no supe aceptar un no.

… y yo que pensé que todavía había corazón para los dos.