A ti guapa te digo,
escucha bien:
no me disgustan
las ollas y el sartén,
pero si sueñas a mi amor
como algo eterno,
quiero encontrarte
desvestida en mi mantel
como el bocado
apetecible por comer,
condimentemos de pasión
a nuestros cuerpos
hasta sentir
que nuestra piel
es una piel.
Ah, no lo olvides:
iluminemos
nuestro amor
con un candil
y en el cajón
en el que duerme
tu soutien
guarda también
las servilletas de papel.
Texto agregado el 18-03-2009, y leído por 650
visitantes. (16 votos)