De entre los pocos productos que aún quedan en el tocador extraje un jabón para el baño, una antigua marca desaparecida. Años ha la propaganda era:La espuma que embellece a las artistas de Hollywood, reapareció en un sugerente papel amarillo y un perfume grato, después del logo se puede leer:
" BRILLO IRRESISTIBLE"
SENSACIÓN DE PIEL LUMINOSA, ESTRELLAS DE CRISTAL Y GOTAS HIDRATANTES.
NETO:125 GRAMOS
¿"QUIEN RESISTE EL BRILLO DE UNA PIEL LUMINOSA."?

Demasiada fantasía, un jabón de precio semejante al de cualquier otra marca. A lo mejor trae algún producto suavizante para ganar adeptas.
Hoy salgo, un pequeño festejo, seis amigas de sesenta años, uno menos o uno más y que tenemos nulas celebraciones propias, pero si incomprensivos, apoltronados maridos que se mueren de aburridos y amargados, criticando a la familia y a la gente del entorno.
-No seas egoista, esta vez no pido ni necesito compañía. ¡Voy!
Ante mi reproche dijo: - Que entretenido debe ser, unas viejas con dietas y problemas, la charla va a ser entretenidísima sobre recetas de píldoras geriátricas para esto y aquello.
- Bien, te garantizo que no hablaremos de prostatas.

Su mirada me llegó odiosa.
Al bañarme con la abundante espuma del jabón esperaba suficiente humectación para aparentar un leve brillo de lozanía de esa juventud que se quedó allá lejos, entre pañales, biberones y cacerolas, entre miedos y risas coronadas por la huella del cansancio diario.

Un leve toque de perfume y un suave toque de todo para no verme ridícula, mujer madura retocada en exeso se ve más avejentada. Delicado problema la ausencia del término medio. Me coloco mi discreto vestido, estoy delgada y en la penunbra puedo aparentar una segunda juventud.
Nestor se negó a acompañarme hasta un taxi, la calle tiene buena iluminación, pero los arboles tan crecidos y frondosos forman un tunel en las veredas. es un poco oscuro y debo caminar con cuidado. Escucho pasos, pero a medida que nos acercamos nos vemos o el me verá a mí por la luminosidad de mis brazos o de mi mesurado escote, me sonrío de mis cómicos pensamientos. Mejor así, pasamos desapercibidos. Llego al paradero y subo a un taxi. Una vez acomodada el chofer me pregunta:
-Adonde la llevo, abuelita.
Mi conciente, molestísimo. en silencio le responde: ¡Gordo estúpido, no podría nunca tener un nieto tan ordinario!
-Eeh, abuela, adonde la llevo
Me atraganto y no puedo hablar. Mal educado, es que no merezco que me diga señora o el trillado dama.
-Puchas, más encima es sorda la ancianita.

Silvia Parra B.