EL GRAN RIO AMAZONAS
El río Amazonas es el tronco principal y recibe no solo todas las aguas de la región trasandina del Perú, sino también de una gran parte de los ríos que bajan del Ecuador y es atendida su enorme masa de agua, con justa razón ha sido llamado por algunos como el río mar, aun hoy día causa confusión los diferentes nombres que se le dio, marañón, Orellana, solimoes.
En el año 1,541, un español tuerto don Francisco Orellana, acompañando a Gonzalo Pizarro, llego a las fuentes del Amazonas, vastas porciones de este río siguen hoy exactamente igual a como las vio su único ojo por primera vez, sin embargo Orellana sin medicinas, mapas, ni datos científicos, sin saber siquiera donde estaba, domino accidentalmente este río, hazaña casi increíble; cuando emprendió su viaje en el Amazonas, era un conquistador Español, que ambicionaba llegar a gobernador, su carta de privilegio para la colonización de nueva Andalucía, cuentan que el viejo Pinzon el piloto de don Cristóbal Colon, había consignado la existencia de agua dulce, de un río que tenia setenta millas de ancho en su desembocadura, sin duda era el Amazonas, ningún otro río en este mundo o en el otro, puede ser tan ancho y tan hondo, lo llamo mar dulce.
El río Amazonas formado por la reunión del marañón con el ucayali, tiene como punto de confluencia casi como una legua de ancho, el curso de sus aguas en nuestro territorio peruano es algo sinuoso, empieza con una dirección hacia el N.N.E., la que conserva hasta un poco mas allá de Iquitos, desde donde se dirige al E. hasta Pebas, luego al SÉ. por unas diez leguas hasta Cochiquinas, volviendo luego a dirigirse hacia el este, hasta la frontera con el Brasil; en el río Amazonas se hallan esparcidas numerosas islas, las que se modifican continuamente engrandeciéndose o haciéndose mas pequeñas, según las mayores o menores corrientes de sus aguas, el Amazonas tiene una corriente muy mansa y puede por la enorme cantidad de sus aguas ser surcado por toda clase de embarcaciones, este gigantesco río, tiene como el mar sus tempestades, descargándose de improviso temibles tormentas conocidas como turbonadas, las que acompañadas de fuertes vientos levantan numerosas olas, al punto de hacer peligrar las frágiles embarcaciones.
Por muy intrincada y laberíntica la selva es decente, los hábitos de los animales puede predecirse, solo el hombre es artero y mutable, en la floresta una hoguera ahuyenta a los insectos, y los nativos solo matan para comer, considerada de esta forma, la selva pierde su carácter deprimente, confrontada con la civilización, se presenta tan codiciada como un poco de agua en el desierto, la floresta concede a todos, desde la nigua y la serpiente hasta el mas corpulento Jacaranda, la oportunidad de vivir conforme a su fuerza individual, los débiles caen, si, pero todos tiene su oportunidad, preferible es el hedor honesto de la selva a los vahos deshonestos de la cultura y la civilización, las dignidades sencillas y honradas, que la compleja podredumbre de nuestra sociedad actual.
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