La intimidad de mi imaginación.

La imaginación es lo más hermoso que Dios le dio al hombre; porque con ella podemos sortear lo que queremos pensar, lo que queremos sentí y lo que podemos hacer realidad; es un don que nadie nos quitará .
Una de esas cosas es la intimidad; con nuestra imaginación podemos tocar el cielo, con el solo hecho de pensar lo que un día nos atreveremos a experimentar, y con la ayuda de mi imaginación les voy a redactar lo que Él causa en mi interior.
Era una noche de otoño tibia y estrellada; solo se escuchaba el vuelo de los pájaros al pasar, buscando algo que pudieran encontrar; ¿Qué buscaban? No lo se solo se que me hacia olvidar que esa noche no venias en tu caminar. Al voltear al cielo vi una estrella tintinear y en su luz quedé embobada en su hermoso resplandor, y al ver caer unas hojas de un lindo y oloroso árbol de limón, y te vi allí parado; en esa esquina observando mi mirar y yo corrí a tus brazos, encantada de que mis ojos te volvieran a mirar; y abrace tu cuerpo, sintiendo un aroma especial, que cada vez que lo olía me hacía soñar; y te besé, y te miré, y al ver tu rostro bello y hermoso, pensé –Soy la mujer mas afortunada del mundo entero por tenerte en mis brazos—y tomé tu mano; y caminando sin un rumbo finjo a tomar, llegamos al oscuro bosque; y lleno de hojas rojas y amarillas; regadas en el suelo por la estación hermosa que el otoño nos da; observamos la luna que iluminaba la belleza de los árboles inmensos al pasar, pensé –La noche es bella y las estrellas también así como mi amado, me fundiré en él—y lo besé y su boca era como la miel que sale del panal y toque su pecho y mis manos sintieron el calor que había dentro de él, y tomé sus manos, para que recorrieran mi cuerpo ansioso de amar, el tomó mi cara y me empezó a besar, tomó mis pechos y los acarició , y recorrió mi torso desabrochando botón por botón, hasta que sus ojos mirarán lo que siempre él anheló, y toco mis pechos y acarició lentamente son su lengua mi pezón, que estaba duro de pasión, y su lengua fue bajando hasta llegar a mi ombligo y lo beso y lo lamió; lentamente y sigiloso quitó la falda que había en mi, y observó mis piernas blancas que comenzó a tocar; y miró mi ultima prenda que no quitó; y la bajó poco a poco con experiencia y mucha veracidad; y su rostro me miró y con una sonrisa se bajó; hincado en el suelo lleno de hojas me lamió y sentí el calor de su boca el meneo de su lengua y empecé a sentir una sensación que jamás había sentido y de mi boca empezó a salir un grito de placer, y yo miraba como se hundía en mis adentros, como su rostro se perdía en la intimidad de mi existencia, y no aguanté mas y al escuchar de tus labios salir un dulce—Aahahhahah-- y mi mente pensó—Que dichosa soy yo por tener a mi amado aquí muriendo de pasión por mi—y tomaste mi cabeza y la empezaste a mover, y mi boca sentía el calor de tu ser; y como un rayó me quitaste y me tomaste en tus brazos ; y rápidamente pero dulcemente a la vez, me acostaste en la alfombra de hojas que cubría la tierra de la cual igual que los árboles , la luna y las estrellas serían testigos de este amor incondicional; y te acostaste sobre mi; y tu cuerpo deseoso de sentir lo que estaba apunto de venir, tembló como una hoja tiembla cuando ya va a partir; y te echaste sobre mi; y mi cuerpo sintió el suave impacto que tu miembro provocó, cuando en mi virgen sombra el penetró; y sentí un mundo de emociones, dolor mezclado con pasión y sentimientos deliciosos que me hacían experimentar, lo que nunca mi cuerpo imaginó sentir; y te miraba y veía como tus caderas se movían a un ritmo que me hacia enloquecer y como tu virilidad empujaba lo que un día fue mi virgen oscuridad ;y grité y lloré; pero tu con tus palabras bellas y enternecedoras calmabas mis instintos de mujer, y decías—Amor mío cuanto te amo—y yo respondía--Es el mismo sentimiento el mío, que el que tu sientes—y te vi mover mis piernas aún mas, y sentí que era el momento para terminar lo que habíamos iniciado; y te acaricié la espalda y justo el momento que te besaba sentí algo que nunca había sentido, era un placer incomparable que me hacia tocar el cielo y mas allá; y grité y pedí más y sentí como al instante en que yo sentía mis jugos venir; tu semen entraba a mis adentros, a mis entrañas de una manera inexplicable para mi, y lo disfruté tanto que grite al cielo cuanto te amaba…….