Había una vez una vez, hace mucho tiempo.En un lugar apartado de los pueblos y las ciudades... un campo lleno de flores preciosas; estas flores podían comunicarse entre ellas, y sabian cuan hermosas eran, se parecian mucho entre ellas, ya fuera por sus colores y por la suavidad de sus petalos, la forma o la manera en como el viento hacia presencia en sus tallos.
Una de ellas, la que permanecia justo en medio de aquel campo, era una flor que no tenia nombre, o mas bien era una flor, que no deseaba saber si quiera su propia existencia, se odiaba a si misma por ser ajena del resto, buscaba la manera de parecerse a las demas, se frustraba encontrando mas diferencias que similitudes. Nada de lo que pudieras ver, de aquella extraña flor parecía coincidir con las demas.
No tenia olor, ni color y su tallo, era una carcel de extrañas salientes.
Las demas la miraban con desprecio y se mofaban de ella por su estado tan inusual.
Por esto la Flor Sin Nombre decidio permanecer encerrada en ella misma, no dejaba ver su rostro a las demas, lamentandose de ser quien Era....
Cierto día un viajero decidio descansar cerca de aquel campo y se maravillo de ver aquel paraiso, las flores al ver la presencia de aquel ser tan nuevo y desconocido se enamoraron de el, al apreciar una belleza tan prominente.
Extendian sus petalos para que aquel viajero se las llevara con el.
Pero el viajero solo fijo la vista en una...
en una sola flor..
una flor que no queria mostrar su rostro a nadie.
Las demas vieron incredulas como el hombre se agachaba a recogerla ignorando su peligrosidad, y cuando estuvo a punto de cogerla, se lastimó con una de sus espinas.
La sangre que brotó de su dedo se mezclo con la palidez de la flor, y la escencia bondadosa de aquel hombre baño de olor a aquel extraño capullo.
La flor se sentia sorprendentemente maravillada de haber sido escogida. Y en su regocijo dejó que sus petalos se abrieran de par en par aumentando increiblemente su hermosura...
El hombre sonrio ante esa manifestacion y le dijo...
- Eres... Una rosa...
y desapareció.
La flor se quedó ahí, esperando... a que apareciera de nuevo, a que pudiera agradecerle, aquel hombre le dio un olor, un color, le dio un nombre y lo mas importante le dio cariño y el poder apreciarse a ella misma como lo que era...
UNA ROSA...
pero no regresó.. nunca regreso...
¿cuantas veces nos mantenemos ajenos de los demas?
¿preguntandonos el porque de nuestros defectos?
¿el porque no podemos ser iguales a los demas?
pero... cuando por fín nos damos cuenta de lo que valemos y lo que somos.. es porque.. una ayuda divina nos ha mostrado un camino...
y esa ayuda no quiere nada mas que seas feliz... no quiere una recompensa... porque se alegra con el simple hecho...
de verte feliz.... |