(Cuento)
Autor. Virgileo LEETRIGAL
Amazonas, el río navegable más largo y caudaloso del mundo, nace en Perú. Sirve al transporte mejor que una supercarretera. Sostiene a una invalorable jungla, frondosa y biodiversa. Es una de las más grandes reservas de agua dulce del planeta tierra.
El imperio y sus compinches lo vieron y hace tiempo se les despertó la codicia: ONGs, capitalistas, militares, espías y depredadores, etc., ya entraron a la selva que el gran río baña y mantiene. Lo hicieron con la anuencia y complicidad de varios gobiernos de derecha neoliberal, entreguistas y remataregalayrobapatrias. De modo casi paralelo, los ecocidas planean represar, en más de veinte lugares, el caudal de uno de sus principales afluentes, el Marañón.
Y como si todo lo tuviesen coordinado, arriba en las cumbres de la sierra, allí dónde están las cabeceras de cuencas; han concebido proyectos y megaproyectos mineros, que con gigantesco movimiento de tierra y rocas, desaparecerán pantanos, lagunas, flora y todo lo que allí facilita la acumulación y reserva del agua de lluvia, en su ciclo anual.
Mientras así sigan, puquios, manantiales, otros ríos afluentes y tributarios menores también irán muriendo con mayor facilidad.
Al final, el Amazonas, el río mayor, también perecerá. En el desenlace forzado de su ciclo de vida mostrará un reducido cauce; y en sus orillas quemantes, muchos de los últimos hombres se matarán por agua.
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