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Inicio / Cuenteros Locales / Kaptor / Tu marido te engaña...

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Camino despreocupado por uno de los barrios humildes de la ciudad, voy a casa desde mi trabajo, la tarde es gris y tiene un olor especial que presagia lluvia, debe ser por esto que elegí caminar, en vez de tomar el colectivo, ¿lloverá? me pregunto, las calles están muy sucias, hace rato que no llueve, voy caminando pasando por un largo paredón de lo que alguna vez fue un taller textil que ocupaba toda la manzana, cruzando la calle veo casas bajas humildes, mezcladas con pequeños comercios de barrio que languidecen con sus luces mortecinas, desprolijos escaparates y carteles que tratan de atrapar la atención de los escasos clientes, se siente la sensación de que esta calle tuvo épocas mejores pero eso fue hace años, giro la vista sobre la larga hilera de afiches pegados en el paredón, uno sobre otro, en una silenciosa guerra de colores y tipografías, en algunas puntas despegadas podía verse un espesor de afiches viejos y engrudo tentando a los traseuntes a tirar del mismo arrancando los afiches como una emoción destructiva y violenta de travesura infantil, en medio de los afiches mas actuales hay pegados cada tanto unos pequeños anuncios del tamaño de una hoja carta que me llamo la atención, son fotocopias de un manuscrito, caminado pase uno y llegue a leer: “TU MARIDO TE ENGAÑA….” Cuando llegue al próximo cartelito mi curiosidad pudo más que mi prisa y me detuve.
Con una caligrafía muy desprolija que me costaba trabajo entender, pude leer algo que me intrigo: “Escribo esto para que sepas y sepa todo el barrio, que a pesar de tus aires de condesa, tu eterna e impecable presencia, tu sonrisa angelical, a pesar de todo eso, tu marido prefiere y siempre va a preferir mi calor, mi color, mi olor….” ¡Uy…para que!!! a esta altura del relato mi desesperación por ver el final estaba al máximo, pero la caligrafía se hacia más pequeña y desprolija obligándome a concentrarme más, achinar los ojos y acercar mi cara al cartel “vos te crees que todos los lunes y jueves va a al gimnasio para ponerse musculoso… jajajaja, que idiota que sos, el hace gimnasia conmigo de todas la formas posibles, de formas de amor pasional que jamás tendrá con vos…porque el no te desea, el me desea a mi, es mi esclavo, es mi sirviente, date cuenta infeliz” y proseguía con letra mas pequeña aun, porque se le acaba la hoja, “si aun no te diste cuenta de quien te hablo, te lo digo a vos y a todos tu marido es…”
No recuerdo bien que paso, solo sentí un terrible empujón y un fuertísimo estruendo, de pronto estoy en el piso y siento correr en mi frente un liquido caliente ¿sangre?, me tocan, me empujan, me giran. No comprendo que ocurre, oigo voces y llantos ¿o son risas?, toco con mi mano la humedad en mi frente miro y efectivamente es sangre, me asusto, veo gente que corre huyendo del lugar, ¿algo exploto? ¿Estoy herido? ¡Válgame dios!... Si embargo hay silencio, pasa el rato y nada sigo en el piso inmóvil, no escucho sirenas ni nada que se le parezca, trato de incorporarme, no puedo estoy mareado, pero siento unas manos que me toman las axilas y me arrastran para que me apoye en la pared, -oiga, ¿me oye? ¿Esta usted bien? Medio aturdido asiento con la cabeza.
– ¡estos hijos de mil puta!!!- exclama mi interlocutor, alzo la vista puedo verlo es un hombre como de 50 años con gesto de preocupación, -pero que fue lo que exploto- le pregunto.
-¿Explotar…? Me responde con algo de sorna – no exploto nada, lo acaban de asaltar, ¿no se dio cuenta? Allí empiezo a bajar a la realidad, la persona me ayuda a ponerme de pie, mientras sacudo la cabeza en modo de negación reviso mis bolsillos y efectivamente se llevaron todo incluso mi pañuelo.
- usted es el cuarto en esta semana- me comenta mi salvador –son unos malditos delincuentes, pusieron apropósito estos carteles y cuando la gente que pasa se distrae con ellos, te vienen por atrás y PUMMM te empujan desde la nuca, pegando la frente en el propio cartel que esta leyendo, uno queda aturdido o desmayado unos segundos, lo suficiente para robarte todo, ¿te sacaron mucho?- me pregunta.
-y…si- le contesto con resignación –muchas gracias, ahora me voy a casa antes que llueva y después hago la denuncia, adiós- y así comencé a caminar lentamente, seguía viendo esos malditos cartelitos uno tras otro, todos iguales salvo que alguno cada tanto alguno estaba abollado con manchas rojas y para peor, maldita sea, ya llueve.

Texto agregado el 14-03-2009, y leído por 282 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
29-05-2009 Muy bueno, realmente disfruté la manera tan creativa con que enganchaste todo para describir el asalto :) girl_teller2809
29-05-2009 Las estrategias de los arrebatadores y asaltantes evolucionan igual que la biología, jaja. Entretenido el texto. Saludos Dhingy
05-05-2009 Qué buen texto! Pero si me llama la atención el interés del asaltado por leer el cartel,eso me hace quedar reflexionando;pero en verdad es una buena forma para asaltar. Me gustó******* Victoria 6236013
19-03-2009 quiero ver el poema!! MariucaTorres
19-03-2009 quiero ver el poema!! MariucaTorres
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