Inicio / Cuenteros Locales / nuwanda_sucko / Pasodoble de aquellas madrugadas II
Si hay algo en esta vida que a mi me ha tenido
algo que se escondiera en el fondo de mi alma
clavando su bandera en mi perdida calma
haciendo y deshaciendo sin darme motivos
ha sido ese sabor de aquellas madrugadas.
Y como buen recuerdo que nunca marchita
espera ese momento para hacerse grande
con la orgullosa faz del que da y luego quita
sabiendo lo que espera después de la tarde.
Y ahora las madrugadas se hacen frías
lujuriosa es su humedad
y en los huesos se hace más intenso el seguir de la vida.
Las madrugadas ahora nacen llorando
y van muriéndose sin más
a la espera viendo que no llega el tiempo va pasando.
Y su veneno me sigue atrapando,
la luz de aquella mirada, el olor de mi cama
cuando el mundo callaba al ver como rozaba tu piel con mi piel.
La oscuridad se hacía día y el viento nos mecía
al son de la mañana que moría de ganas
por vernos otra vez.
Ya no me esperas en la puerta de tu casa
ni hay abrazos ni carreras
que la espera se hace muy larga.
Con mis cenizas un arbolito he plantado
y el secreto se comparte sólo si te tengo al lado
que aunque estemos en otra vida en otro mundo estaré al lado.
Y ahora toca ese momento de las despedidas
porque esta loca vida no ha sabido ver
que todas las madrugadas que pasé contigo son como la piel.
Pero el maldito destino piensa lo contrario
y juegua como un corsario a robar el corazón
y a cañonazos rompe todos aquellos sueños
los tuyos, los míos y los que se han perdido. |
Texto agregado el 13-03-2009, y leído por 120
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