… y estoy trabajando muy duro buscando nuevos negocios, pero también soy sangre, piel, deseo y sentimiento…


¿Quién eres? ¿Acaso el ángel que vino para salvarme de mis inmensas ganas de ocultarle a mi cabeza que mi cuerpo aún estaba vivo y que mi corazón hacía fluir sangre a través de él en un sin fin de ritmos? ¿O para aceptar finalmente que mi ser entero estaba completa y absolutamente dispuesto a luchar una vez más por sueños, promesas, enojos… y hasta una vida en común a pesar de todos los pretextos que se llaman pasado?

¿O eres como un demonio que vino a hundirme más en mi creciente creencia de que el amor no existe, que la comunión de los cuerpos no es un acto de amor, una forma de gritarle a otra alma sin palabras cuan feliz te sientes de haberle encontrado sino una simple cuestión de instintos, naturaleza … supervivencia?

Tal vez eres solamente un simple hombre como cualquier otro lleno de miedos, tristezas, sueños, ilusiones, anhelos, recuerdos, decepciones, sentimientos … cuyo camino se cruzó con el mío y decidimos compartir parte de nuestro tiempo, trabajo, calor … de nuestro interminable y errático viaje por alcanzar, por algunos segundos, el cielo …

Sabes que no importa quién eres, o quién fuiste ni serás, el saberlo no haría cambiar nada de lo que pasó con nosotros en ese espacio oscuro que iluminábamos al unirnos, aquel lugar que por algunas momentos, y sólo por esos momentos podía decirte a través de los sentidos lo que ahora digo con letras: gracias por haberte cruzado en mi camino, por convertirte en la chispa que incendio en estos momentos mi vida, haciéndome ver que esta es mucho más de lo que una cultura, una comunidad, una familia, unos amigos, una educación, un pasado o una creencia puede mostrarte… en todos sentidos.