A Alvaro.
A ti, al borde de tu cadáver de humo
y agua fresca.
A ti, y la lejanía de tu diáfana inocencia,
pensamiento puro, silencio y soledad,
vacío de razón que deseo en la añoranza.
A ti, hombre sin rostro, cuerpo aséptico,
ojos de niñez recién cortada.
A ti, varón de lluvia, mimo del trigo.
A ti, hueco en el cajón de la esperanza,
miedo en el armario, sexo en las sábanas.
A ti, sudor sobre la alfombra, casa callada,
silencio tedioso, letra paranoica y maniática.
A ti, refugio y escapada.
A ti, sólo a ti, cuerpo amigo. |