Hoy me levanté algo temprano, lo se por que el gallo seguía en la caja esperando a ser hervido.
Con la voz ronca grité el último gol del domingo, pero el software de mi lóbulo frontal estaba totalmente desactualizado ya que era martes.
Apoyé el pie derecho y pausa mediante deje caer el otro pie derecho, como lo había hecho ya en mi vida unas 7.548.655 de veces. Todos saben que desperté, el olor a pata es insoportable, y los pitufos que conviven en mis nike air lo saben bien.
Con el peso alojado en la planta de mis pies caminé cual Amstrong, con pequeños saltos y sin trompeta. Sabía que este día no sería uno más en mi vida, era uno menos en el resto de ella.
Texto agregado el 11-03-2009, y leído por 91
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