Y la noche cae, envolviéndonos con su manto negro de infinidad balística, sintiendo ese vejo dulce y ácido que tus labios han dejado en los míos; pidiendo, esperando por mas, añorando tus brazos que me protegen como una envoltura que me rodea; como una armadura, como una coraza que me mantiene dentro de ti.

Sean los misterios tu tormento y mi tormento, buscando palabras sin pronunciar que tan llanamente encuentro en la plenitud de el horror que te envuelve y que me embriaga tanto. Tanto deseo saber, descubrir y comprender para poder conocer, saber, para poder dar, para poder estar. Si he sido un loco ha sido por el licor que tu representas, casi como el licor carmesí; sea el menester por ti la ambigua resaca que todos los días experimento y que tanto espero. Y ahora, se que estas descansando, se que estas inmersa en tus pensamientos, en tus sueños; y quisiera compartirlos, quisiera conocerlos; saber que sientes, saber que piensas, saber que horrores modificados puedo encontrar en ti, seré el velador de tu sueño; saber que quieres, saber que pides, saber que pasa en la maquina perfectamente imperfecta de lo que tu representas. Y heme aquí sentado a la luz del resplandor de neón, pensando, imaginando, escudriñando tu figura, tu mirada tierna que hoy una vez mas me atravesó como espigas de plata; imaginando como te veras dormida, tratando de descifrar que efímero pensamiento pasa por tu mente sufriendo metamorfosis a sueño; tratando de descubrir que deseo momentáneamente te provoca estar en una lejanía cercana de mi para poder entregártelo, para poder comprenderlo y así emprender contigo ese vuelo bajo los horrores de la noche. Y sigo aquí repasando la tarde, repasando ese caminar furtivo bajo la lluvia de hoy, repasando y sintiendo esa calidez que resplandecía de tu blanca piel, repasando y escuchando ese dulce palpitar escondido en tu pecho que hoy mas que nunca me ha vuelto la vida, me ha vuelto ese brillo en los ojos; ese brillo en el que siempre te veo reflejada.

No he sido victima de nadie, solo de tu aliento que perdura, solo de tus palabras, solo de tus dedos haciendo círculos en mi espalda, solo de ese cálido resplandor que tu piel tiene, solo de esa aroma dulce y reconfortante que me enloquece, solo de ti, de tu horror, de tu ternura, de tu misterio, de todo eso que me brinda oscuridad, de todo eso que me brinda luminosidad, solo de ti he sido víctima, seas tu mi victimaria que quiero tanto, deseo tanto, siento tanto.

Perdona por hablar, perdona por decir; tal vez deba callar y seguir jugando con el signo que no marca el fin, sino el cuándo saber, el cuándo amar, el cuándo soñar contigo y el cuándo compartir esos sueños, pero cómo hacer eso si presente estas en mi endeble cuerpo?; cómo hacer eso si en mi esencia infantil la impaciencia es algo sin motivo?; cómo hacer eso cuando lo único que quiero es pertenecer, es conocer, es crecer contigo?.

Compartidas han sido las palabras, los trazos, las formas, las figuras, las esculturas, las visiones, las caricias, los besos y miradas que como niños hemos soltado al aire para su comprensión mística que a veces ni siquiera podemos llegar a vislumbrar del todo. Y heme aquí repasando ese palpitar tuyo que calidez en mi ha dejado, subsanándolo, recordándolo para poder usarlo de arrullo en esta noche de éter. Sea tu mirada, sea tu tacto, sean tus palabras el tesoro que me has dado y que me das, intrínseco objeto sin fisiología que guardo celosamente en la capa de piel que me envuelve, que guardo detrás de mis ojos, que guardo en lo profundo de mi abismo, en el cúmulo de mi carne.

Y seguimos gritando en silencio tratando de comprender cada momento, cada instante que esta inundado de un vejo extraño; no tendré las respuestas a los murmullos que en silencio se pronuncian, no tendré las respuestas a esas palabras que tajantemente rompen el sonido y nos mandan a callar en un regocijante juego de miradas esquivas, no tendré las respuestas y la certeza de saber qué es eso que deseas, pero el deseo de dártelo y descubrirlo contigo lo tengo, lo conservo, crece y se expande por cada centímetro de mi ser; o tal vez sea que no tengo ninguna respuesta pero se que tengo el súbito empalme de tu alma con la mía, esa sensación presente cada día de saber que estas aquí, y que estoy allí.

La noche sigue aquí y yo también, perpetuamente imaginando tu rostro, recorriéndolo con la mirada como si esta fueran mis manos, tocando cada punto, cada rincón de el; sintiendo tus gestos, imaginando tus sueños, enclaustrándote en la esfera regular de mi mente, de mi alma. Tácito es el momento en el cual se detienen las horas, los minutos; sea testigo el tiempo palpable de el compartir contigo.

Y es así como en esta noche fría y lluviosa siento tus brazos una vez mas aquí, no solo por el recuerdo inmediato de haberlo vivido, sino por el hecho de saber que en tus brazos me siento protegido, me siento entendido, me siento querido. Así regreso a mi cornisa, testigo de mi visión concentrada en las tejas de las casas aledañas, testigo de mi instinto buscador, testigo de lo que eres para mi y soy por ti; testigo de este fuego fatuo que enciendes en mi; testigo de todas estas palabras en silencio que pronuncio buscando que una de ellas llegue a tus oídos y se clave en ti, en tu cuerpo, en tu sangre, en tu alma, en tu corazón, en tus huesos, en tu piel, en tus ojos, en ese abismo del cual eres dueña, ese abismo que eres en mi y ese abismo que soy yo en ti.