Si algún día llegara a ser mi amor una prisión para sus huesos, espero ser capaz de ver los grilletes tras el manto del verdugo, y antes de que mi cabeza ruede hasta sus pies, liberarla sin oír llorar por la soledad de mi compañía.
Tantas veces estuve preso, fui verdugo y carcelero que mi pecho, sin llaves se abre.
Barrotes de papel y muros de tinta, con lagrimas se funde todo bajo un mismo borrón dejando fuera de mis entrañas, dolores, envidias y oración.
Reciclaje sentimental contra opresiones sin contenido y nunca mas dolor, para aquel que no quiere beber de mi sangre, nunca un amanecer teñido de sombras a mis espaldas. Creo en la libertad, si cada cual ocupa su propia prisión, cárcel de carne y vísceras, donde la condena es perpetua y las venas, cadenas que nos atan a nuestros recuerdos.
Escape quien no merezca castigo alguno, por que aquel que no lo haga, convertirá en guardián inocente a la que fue persona amada.