Maestro, dice Lulius a IB En Saud:-- ya es tiempo de emprender la marcha a la legendaria Córdoba.
El maestro moro le dice: Te daré cartas de presentación para Abraham, es un seguidor del libro, quién goza de respeto con nuestras gentes pues lo aman y admiran.
A Abraham le preguntarás por los escritos de Al Guarismi- Este creyente del Corán, escribió, un tratado titulado Hisab al-Jabr w'al muqabalah
Que en tu lengua se diría algo como Algebra.

Con estos estudios más tu conocimiento y con ayuda de Ala, entrarás a las ciencias de los números complejos, de las llamadas matemáticas.

Lulius con verdadero entusiasmo le dijo:--shukran, shuktan, maestro, al guía de la madraza de Batalyaws. Montados en sus caballos, ambos saludan diciendo: -- Ma'as-salama…( Adios )

Con su nuevo bagaje de conocimientos y los escritos entregados por su amigo IB En Saud, se unen a la caravana que va en dirección a Córdoba.

Estando en camino la caravana se detiene por un tiempo y todos comentan que se acerca una caravana de cristianos que vienen de Córdoba. Los dejarán pasar.
Mientras tanto deciden elevar sus preces a Dios en vista de que se esta ocultando el Sol. Los dos cristianos Lulius y Joannes, cubiertas sus cabezas, apartados y con silencioso respeto observan el acontecer.

No había pasado media hora y se siente el ruido de la caballada y el sonido de arneses metálicos y las voces guturales de doscientos guerreros cristianos que iban custodiando a dieciséis carretas entoldadas, con destino a Toledo y seguramente después a Castilla.

El Jefe de la caravana morisca, llamado Abdel Alí, va repitiendo a cada integrante: --Tranquilos, no miren y no hagan nada, que los tiempos están revueltos y acercándose a Lulius y Joannes les dice:-- En las carretas van sacerdotes cristianos, los que ustedes les dicen Obispos. Vienen de Córdoba, donde han hecho una reunión o concilio como ellos les dicen, con autorización del Emir, Almuncamuz Abet Amer, señor de Córdoba, Jaén y Elvira, que Ala conserve que, tiene buenos tratos con los cristianos.

Son tiempos de revueltas, ya que las distintas ciudades moras están gobernadas por señores de la guerra, y en constante guerra civil entre ellos, sin darse cuenta que los Leoneses y Castellanos sacarían partido de esas disputas.

Pasados los viajeros siguió la caravana su camino con destino a hermosa ciudad de Córdoba. Con sus palacios, los Alcázares y Mezquitas; hermoseando el Guadalquivir con su arrecife en la orilla derecha por donde fluyo el agua para los baños de los alcázares y casas principescas.

La gran Madraza o escuela del saber donde se hallaban los mejores sabios de las ciencias de todo el mundo, en donde el judío Abraham gozaba de fama en el reino por su sapiencia.
Muchos de los hombres que se formaron en la Gran Universidad de Córdoba, fueron los ingenieros, calculistas, estudiosos de los astros y maestros canteros, que hicieron posible que esta bendita ciudad, fuera la primera que tuviera agua potable trasladada por canales cerrados.

Era un placer vivir en tal ciudad,. Lulius se quedó admirado de la grandeza del Al-Andaluz.

El alquimista y su aprendiz se dirigieron a la gran madraza, en el camino diose cuenta que existían hombres armados con largos bastones que se les decía, Hombres de la Ley o Policías, que deambulaban por las calles, ojo avizor con el comportamiento ciudadano.

Después de las abluciones según las costumbres y calzando babuchas especiales para la oportunidad, fueron conducidos ante la presencia del docto maestro Abraham, quien los recibió amablemente, y ante las cartas de IB En Saud, la conversación versó sobre los cálculos matemáticos y la astronomía del momento.

Pasaban los días enfrascados en largas conversaciones y libros y más libros, hasta que un día llego a manos del alquimista un tratado de un tal Piris Reis, marino, navegante de muchos mares, algunos según lo descrito, desconocidos con mapas cartográficos de gran claridad. Abraham le dijo:--Estas son copias de los originales que se encuentran Bagdad.

Lulius le dijo:--¿Pero en que fecha navegó este marino por todos esos mares?
La respuesta lo dejo perplejo. Según los historiadores fue en tiempos del Gran Diluvio. ¿Sería entonces Noe? Preguntó Lulius.
No. No es Noe. Si observas bien hay tierras irreconocibles y que no aparecen en las cartografías de hoy, dijo Abraham.
Por el gran Dios dijo Lulius, se asemeja mucho a los relatos de Simbad. Abraham solo sonrió moviendo negativamente la cabeza.

El alquimista tuvo ante su vista tierras detalladas en un muy buen dibujo y colorido, con gran detalle de sus costas, mostrando tupida vegetación, muy diferente a la hallada en costas mediterráneas. Pensó: Las tierras mostradas en estas cartas, no son de esta parte del mundo y deseo haber aprendido el arte de navegar por esos mares.

Tengo un secreto que ojala tu lo guardes y no hagas mención de el, y a continuación le explicó los experimentos que habían hecho Lulius y Joannes.
Abraham muy pensativo dijo, ese secreto traerá la mayor desgracia a la civilización. En el momento que lo apliquen a las guerras, todo cambiará para peor.

Nomade...En los mapas de Piris Reis, aparecen las costas de Yucatan, en Centro Ameríca. Entonces es facil deducir que el hombre barbado que vieron los Mayas y que vivio entre ellos, fue el mismísimo Kukulkan o Piris Reis para el Oriente Medio.

Continuará