VICENTE
¿Donde estarás?
¿En que espacio del tiempo te quedaste?
¿Volverás algún día a hacerte carne?
¿Que nos viniste a enseñar?
Nunca antes te escribí, tal vez por el dolor de no poder tocarte, besarte, de acunarte, de contarte nuestra historia, hacerte transcender desde mí.
Hoy te pienso en Febrero, cuando el verbo se haría carne.
Sin embargo, ESTAS.
Siempre estas presente en los recovecos de mi existencia, es parte de lo que he debido mirar, desde lejos, tal vez con menos dolor de quien cobijo tus primeros esbozos de existencia.
Tal vez, algún día, cuando este cuerpo ya no pertenezca a este espacio, te encontrare, tal vez me recibirás al otro lado de este tiempo presente.
Siempre estarás. Siempre serás, Vicente.