Mi Paraíso


Al fin llego, exhausto, junto al rebaño de ovejas que pastoreo, y me dejo caer de espaldas sobre la hierba de la loma, observando pasar en el cielo una pequeña nube con forma de conejo mientras mastico un pastito tierno, y siento la brisa refrescar mi transpirado cuerpo aún jadeante. Este es el paraíso, y es mió. Una vida sin preocupaciones, sin horarios ni presiones.

Quién diría que hace sólo veinte minutos atrás, al sacar a ese hombre maltrecho de la 4x4 volcada entre los cerros antes de que explote, resultara ser un multiricachón que ciegamente eufórico y agradecido, quisiera hacerme su brazo derecho y vicepresidente de su empresa internacional, confiándome el manejo de sus grandes inversiones y negocios en el mundo, que me enriquecerían en poco tiempo de gestión

Sólo por haberlo vivido es que lo creo, porque jamás me hubiese imaginado que la pereza pudiera hacerme correr tan ligero.