Esta mañana acudí a una cita para empleo, en una empresa que según la palabra del lic. Que me llamo ayer por la tarde, era una importante oportunidad que me brindaban.
- bien entonces te espero a las diez de la mañana, en av. Baja California No.219, a una cuadra del metro Chilpancingo, traes tu currículum elaborado- me dijo el lic. Y colgó.
-OK- le conteste al tono de llamada perdida que sonaba en el teléfono.
Llegué quince minutos antes de las diez, ya que aún tenía que pasar a un café Internet para imprimir mi currículum, (¡maldita impresora descompuesta!) entre en mi correo e imprimí dicho documento, pague y me dirigí hacia la dirección que me hacía señalado.
Estaba a tres cuadras del metro, las calles estaban abarrotadas de puestos ambulantes de comida y dulces, por lo que no se podía circular bien, mire mi reloj, aún faltaban diez minutos para las diez, por lo que no llevaba prisa. Con toda la calma del mundo iba observando la numeración, 200, 202, una cuadra adelante estaba el edificio a donde tenía que asistir, las demás personas pasaban a empujones, ¡imagino que ya se les había hecho tarde para llegar a sus trabajos! Al llegar al semáforo de Insurgentes, me detuve aún estaba el siga, y con los nuevos semáforos inteligentes puedes saber cuanto tiempo te falta para pasar, mire al monito del monitor simulando caminar y debajo de él estaba la cuenta regresiva iba en diez segundos, como soy alguien a quien le gusta la seguridad y además porque no llevaba prisa me plante y no me moví, hubo personas audaces y osadas que a toda carrera cruzaron la avenida, esquivando coches y saltando charcos de agua estancada, ¡no si aquí en México somos atletas por naturaleza y amateurs! ¿No se porque siempre nos va mal en las olimpiadas y en el fútbol?
Al llegar todo fue como suele pasar, entre a las oficinas, la recepcionista una chica de pelo negro y rostro suave y hermoso, me pidió una identificación, al entregársela, me pregunto -¿con quien viene?-
-el lic. Ordóñez, vengo a una cita de trabajo- le respondí.
-por favor espere en la sala, en un momento le comunico al lic. Que ya ha llegado- me dice.
Un clásico, me fui a sentar a la sala, que no era más que tres sillones ya gastados y viejos de color café, aun lado del que me senté había un pequeño estante en donde había unas quince revistas, tome una y la empecé a hojear, la revista se llamaba busines&style edición del año pasado, mire a los grandes empresarios con sus caros trajes acompañados de sus hermosas mujeres saliendo de sus lujosos autos o en su defecto limosinas y sentí un poco de celos, como la revista estaba en ingles, ¿Por qué todas las revistas de que hay en una empresa vendrán en ingles? ¿Será que los patrones son bilingües? O solamente mamones. Tome otra de las revistas y la hojee, igual venía en ingles, mire hacía la bonita recepcionista. Ella estaba mirando algo en la pantalla de su computadora, -quisiera saber que- pensé, sonreía, en ese momento sonó el teléfono y ella lo contesto como toda una profesional su sonrisa se evaporo de su rostro.
Hasta abajo del montón de revistas encontré un ejemplar de TV novelas, una revista dedicada a los chismes de los famosos en México, mire la portada era de hace dos años, en la portada; estaba la foto de Luís Miguel y debajo de su rostro estaba el letrero, “HA NACIDO EL HIJO DEL SOL” –y eso que chingados me importa- me dije, pero como no se veía que ya me fueran a atender comencé a leer la nota.
De vez en cuando miraba hacia la recepcionista, ya que parecía que me yo me había vuelto un fantasma, y no se diera cuenta de mi presencia, a la mitad de la revista venía fotos de Maribel Guardia en tanga, lo cual me animo un poco, aunque no mucho, apenas me estaba concentrando en el bonito modelo de lencería, cuando una voz me trago de regreso a la tierra, era de la recepcionista –el Lic. Ordóñez dice que ya puedes pasar- me levante y deje la revista hasta encima de el montón, con la hoja doblada de Maribel en tanga, para que él próximo que viniera no sufriera con las revistas de negocios y no se atormentara al ver a los peces gordos hijos de puta que aparecían en ella.
Me acerque hacia la recepcionista, -disculpe… ¿en donde esta la oficina del Lic.? Le pregunte.
-por el pasillo la segunda puerta de la derecha- me respondió.
-gracias-
No me respondió de nuevo estaba metida en la pantalla de la computadora, al irme alejando no me quede con las ganas de saber que estaba viendo, por lo que con cautela me estire y alcance a ver que estaba chateando con un sujeto que se identificaba como “soy tu papi” y le había escrito –te gusto lo que te hice anoche-.
Y la recepcionista que se llamaba tú esclava sexual escribió –claro aún me duele y me siento incomoda estar sentada, pero me gusto muchooooooo-
Al ver que ya me había enterado de algunas cosillas que no debería de haberme enterado, decidí seguir con mi camino. Cuando llegué a la puerta que me había indicado la recepcionista, toqué y de su interior salio una voz un tanto ruda.
-pase- me indico.
La oficina no tenía nada de sorprendente, ni de extraordinaria, había un escritorio de madera de pino, un sillón de cuero de color caoba dos sillas, un mueble bar pequeño, y una lámpara, el Lic. Ordóñez no era ni la mitad de lo que me lo había imaginado, era menudo y barrigón, el cabello le comenzaba a escasear, sus fofas mejillas se ensancharon cuando me dedico una risilla, sus pequeños dientes tenían un color-hueso.
-¿usted debe de ser SJ?-
-si-
-A que bien, por favor, siéntese, ¿trae su currículum?- se lo pase, Ordóñez abrió el fólder y extrajo el currículum, lo estuvo leyendo, cada párrafo que estaba escrito Ordóñez lo correspondía con una leve inclinación de cabeza, ó un asentimiento, cuando termino de leer me miro sus pequeños ojos ovalados tenían un brillo que me incomodo, dejo el documento sobre el escritorio –impresionante, tiene usted una amplia experiencia en este campo, además de que ha trabajado para grandes compañías, por cierto por que no me cuenta el motivo de su salida de esta última-
- problemas personales, nada grave- le dije, claro que la información que venía escrito, era 35% verdad lo demás era un 65% mentira, pero el mentir se me da con facilidad, ¡soy cínico ya lo se! Por lo que me avente un buen choro, de esos que o convencen o de-plano te mandan derechito a donde no sale el sol.
La entrevista duro poco más de una hora, al parecer el Lic. Ordóñez quedo satisfecho con todo lo que le dije, si me preguntaba, algo como ¿sabes hacer gráficas en Excel? Yo le decía claro, desde luego, soy un especialista en la paquetería de office, eso era otra mentira, lo único que se es de todo esto es utilizar el programa Word, pero necesitaba el empleo, por lo que sabía de todo, soy SJ-maney bailo cumbias chupo-chelas, masco-chicle, tengo viejas de a-montón tururú.
Me despedí del Lic. Ordóñez, comenzaba a trabajar el día lunes, ha que fácil es encontrar empleo, y dicen que hay crisis- me dije, pase a recoger mi identificación con la recepcionista, y cuando me la entrego, le dedique una sonrisa por demás insinuante, que la hice sonroja, “soy un guapo entre las guapas”.
Ya de camino a mi hogar, sentado en uno de asientos duros del metro iba pensando en lo que tenía que hacer para resolver una parte de mis mentiras, tenía que tomar un curso intensivo de Excel, y de otros programas que nunca antes había escuchado, ¡gracias dios por el Internet! En ese lugar se encuentra todo, solo es cuestión que pongas lo que buscas y listo.
Me baje en la estación Tacubaya, y de ahí transborde hacia Mixcoac, cuando salí del metro mis tripas comenzaron a chillar reclamándome, consulte mi reloj, marcaban más de las una de la tarde, no había comido nada en toda la mañana, -con razón andan tan alteradas- me dije palpándome la barriga, se me antojaba una buena comida casera de alguna fonda, o ya tan siquiera unos tacos de sudadero y pastor, con una cerveza, si eso es lo que voy a comer, pero ¡Oh desilusión! Solo tenía lo suficiente para la semana, por lo que descarte los tacos y la buena comida, ¡maldita crisis! Pero como no me podía quedar sin comer, decidí tentar a la suerte, y me metí a un puesto en donde vendían gorditas de chicharrón; al traspasar el umbral de la puerta fui recibido por el olor a aceite quemado, y a torrilla dorada, a salsa, y a cebolla, combinado con el aroma rancio de la masa con la que se preparaba. Me senté en un banco del fondo, en la barra, mire mi reflejo en el espejo que estaba enfrente de mi, en ese momento llegó la mesera para tomar mi orden, eche un rápido vistazo a los precios, $5.50, -ya subieron- me dije, ¡maldita crisis! –Por favor me trae dos gorditas de chicharrón, con todo, y un tepache- le dije, la mesera apuntó se dirigió hacia donde estaba la freidora dando pidiendo a gritos mi orden.
Mire a mi alrededor, la fonda estaba vacía, salvo por un señor de unos cuarenta años que estaba sentado hasta e otro lado en una de las mesas, y dos microbuseros que estaban discutiendo el triunfo de los pumas, y la derrota del América, no se porque pero cada que me entero que pierde el América siento una oleada de felicidad…
La mesera llego con mi orden, y me puso enfrente el plato con las gorditas, el papel que estaba debajo rápido desapareció entre el torrente de grasa que escurría de esta, pero aún así me la comencé a comer, no esta mal, además de que mi estomago es el de algún súper-héroe ya que es aprueba de todo.
Me acabe la primera y cuando estaba por atacar a la segunda, se sentó enfrente de mi, una chava-señora de no más de dieciséis años, llevaba a su hija de dos años, una niña rubia con ojos grandes y curiosos, que escrutaban el lugar, su narizita respingona succionaba los mocos que le escurrían como dos pequeños hilos hasta sus labios.
Era una niñita preciosa, y muy inteligente, ya que cuando la mesera les tomo la orden, ella misma pidió lo que quería, e incluso pidió por su mama, que se veía distraída y preocupada. Cuando le trajeron su comida la niña se quejo con su madre de que estaba caliente, y su joven mama, tomo las gorditas y le comenzó a soplar tiernamente, para tratar de enfriarla.
-es increíble ver este tipo de cosas en este mundo tan loco- me dije lleno de una sensación de ternura en mi corazón cínico.
Cuando terminé con mi segunda gordita, y mientras me terminaba mi tepache, no dejaba de ver esta escena; la niña con sus dedos regordetes tomaba a medias la gordita y la llevaba a su boquita, tratando de darle una enorme mordida, pero cuando se la daba, solo dejaba una pequeña marca de sus dientecitos. Su madre no comía ni prestaba atención a su hijita, ella estaba hojeando de forma desesperada la sección de avisos de empleo del periódico, al no encontrar nada, dejo el periódico y tomo el cuadernillo del empleo que el generoso gobierno proporciona cada quince días, para ver como en este país no hay crisis y es bien fácil encontrar empleo.
De los ojos de la madre comenzaron a caer unas lágrimas, y su rostro se ensombreció, no le había ido bien, me sentí mal, al verla así, pero ¿Qué se puede hacer? Su hija se percato de lo que le pasaba a su madre, y con sus dedos tomo una de las lágrimas de su madre, para después recargar su cabecita llena de cabellos rubios en el pecho de ella.
La chava-señora sonrió y le dio un beso en un su cara bodoquita, y tomo el periódico y comenzó a buscar de nuevo un empleo.
Al ver esto, pensé “Gobierno de México y diputados y los otros son unos hijos de puta por permitirme ver este espectáculo” ¿no, que no hay crisis?
SJ
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