Supongamos que un gusano está sobre una manzana. Para ir a un punto al otro lado de la manzana (las Indias de la manzana), el gusano puede dar la vuelta a la manzana (siempre al Oeste) o puede atravesarla, cavando un agujero. El camino a través del agujero es más corto que sobre la superficie, por eso los físicos llamamos «agujero de gusano» al atajo que une dos regiones del espacio, de tal forma que la distancia entre ambas, a través del agujero, es menor que a través del espacio. Y como espacio y tiempo son indisolubles, el agujero de gusano es, también, un atajo a través del tiempo.
Se supone que los agujeros de gusano aparecen y desaparecen a nuestro alrededor todo el tiempo, creando una intrincada red de pasadizos espaciotemporales que conectarían todos los lugares y todos los tiempos del Universo. Si existe Dios, y viajara por esos agujeros de gusano, podría estar en todas partes y en todos los instantes al mismo tiempo, y verlo todo. De esto, se concluye que la Omnipresencia y la Omnisciencia tienen una sólida base científica, y que no hay nada en las leyes de la física que niegue la existencia de Dios.
La otra conclusión es que, si Dios existe, es un gusano.
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