ya ni siquiera tiene sentido pensar menos sobre las rocas al lado del río ni bajo las estrellas del cielo casi azul ya ni siquiera importa escuchar su voz enriquecida de notas relampagueantes encontrando su camino entre decrépitos sauces ya ni siquiera cuentan las palabras revisadas de los mártires secretos que ocuparon las hojas y los solitarios huéspedes del atardecer adelantado ya ni siquiera existen los latidos lágrimas hermosas de la verdad enajenada silbidos tristes obnubilados por el viento ya ni siquiera el frío apaga las cenizas los cuerpos petrificados enterrados en el agua reposan los tropiezos en la montaña ardiente ya ni siquiera los pétalos descansan todo es algarabía en el cielo inquieto las sombras escapan y se transforman en nubes ya ni siquiera tiene su cabeza pedestal inconforme por la dirección del viento esclavo del deseo pasajero y el pólen insurrecto ya ni siquiera los arapos resbalan hacia el barrial heredaron las sucias intenciones a sus nietos circunstancias ilógicas, nefastas, aciagas ya ni siquiera
Texto agregado el 06-03-2009, y leído por 200 visitantes. (1 voto)