Participante del segundo certamen de Cesidul
La luna va tejiendo, con hilos de plata,
Sábanas blancas para el árbol caído,
Que se ha quedado hueco y desangra vida
En sus ramas secas,
El gigante dormido.
Paria de la tierra, que antes lo amaba,
Se viste de derrota el árbol caído,
Que le ha hecho estragos el tiempo
Bajo sus alas
Y le busca el estío.
Su sombra, va pintando bajo la noche estrellada,
El rostro de la muerte en el árbol caído,
Y el cielo se retuerce embebido de savia,
Sabiendo que sediento
Agoniza en el camino.
Destino de silencio en la sorda mañana,
Encontrará el hachero, en el árbol caído
Que el viento le ha ayudado y sin esfuerzo
Se llevará el cadáver
Por el sembradío.
Partirá sin alma de verde follaje,
Hacia otro flagelo de sierra y olvido,
Y llorara la luna, llorará la tierra,
Llorara el cielo, llorará el nido.
Y cuando el sol calcine en las tardes secas
Y ya no esté la sombra del árbol caído,
Lagrimas amargas bañaran el suelo,
Pues llorará salitre el viejo sendero
Y llorará penuria
El peregrino. |