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Los 24 años que llenaban el cuerpo y la mente inquieta de Malena Miranda nunca le advirtieron que un día, un hombre 20 años mayor le tomaría la piel y cabeza. Pero la mala estrella que se empeñaba en crear para si, le jugó el bache de un cuerpo prohibido. Ella que no cree en cuentos de hadas ni amores correspondidos, que no le pregunta a la luna mas que incertidumbres, que tenía control de si misma durante la luna y el año entero, que solo le permitió a su padre conducir su auto, que no necesitó la protección seductora de un hombre, que vivía de nostalgias y recuerdos, no de esperanzas, ella, fue a entregar sus ojos grandes y fieros al Teniente Márquez, un hombre que debajo del uniforme militar portaba una piel morena llena de delicadas promesas.
Malena siempre tuvo pensamientos peligrosos, no para ella, para los demás. A los 20 años, de buenas a primeras, le dijo adiós a la casa paterna para irse a instalar a lo que ella consideraba una extensión de su coraza, pretendió amar a un hombre toda la vida, hasta que toda la vida duró solo 5 años más. Con un volado decidió que carrera estudiar, huía a la ciudad de sus nostalgias con el alma abierta y menos dinero del necesario, se declaró atea después de que su madre la abandono para irse a investigar en la muerte y para colmo, en un momento de debilidad, retomo el espíritu idealista que creyó muerto en la maquiladora. Cuando le pidió a la vida una sorpresa, jamás pensó en definirle los detalles.
Lo vio reservado y callado entre una multitud de gentes ruidosas. Tenia algunas canas y el semblante más sereno que haya visto, en ese momento supo que la madeja de hilo que salía de sus cabellos, volaba hacia él para unir sus caminos sin la incomoda condición del tiempo y su duración.
Fueron mañanas, tardes y noches de pláticas que pretendían acercarlos más; recuerdos que creían necesario compartir y después de mucho, el primer abrazo.
Cuando él pidió permiso de besar su mejilla en tono de saludo, nunca dijo que el beso llegaría más lejos. Malena no supo cuando ni porque se dejo llevar una tarde de clases y música.
-Pon música- le dijo cuando el salón quedó vacío –aquella calmada que tanto cantas- apenas la primera nota y ya la tenía por la cintura. Así fuera una cumbia, tango o aquella balada, Malena, que nació con dos pies izquierdos, le tenia mas miedo a tener su cuerpo tan cerca, que a darle un pisotón
-No sé bailar, déjate de imposibles y vamonos que llegamos tarde a la otra clase- le decía, pero ya nadie podía contener aquel correr de rió desbordado que eran sus bocas.

No conocieron otro escenario que un estacionamiento y un cuartel militar para hacer de dos, tres; Malena sabia que aquel hombre vestido de verde tenia quien le esperaba en casa, con gritos, reproches y altanerías, pero le esperaban, sabia que no podía, ni quería, deshacer lo hecho en 24 años de vida común, sabia también que su conciencia estaba de vacaciones dejando el piloto automático.
Se buscaban entre 5 y 6, cuando un asiento de carro bastaba para contener aquello que creaban. Entre 6 y 8 cuando nadie que los viera podía siquiera imaginar la complicidad de las miradas, cuando llegaban a clase aun con el temblor entre las manos, cuando con los ojos se decían “te veo en el carro o voy a la biblioteca, espérame”. Entre 8 y la madrugada, cuando no había horarios para llegar a las casas, cuando igual se escondían en el estacionamiento, en un parque o junto al cuartel militar para amar, cantar o llorar aquella canción de los dos arbolitos.
No se les ocurrió poner en palabras aquello que en realidad nunca tuvo nombre, fue quizá esa precaria omisión lo que le hizo esperar a Malena algo más.
- ¿Por qué me haces esto? ¿Qué quieres de mi- le dijo una noche de arrebatos.
Cuando sin más ni más el Teniente Márquez se vio frente aquellas preguntas directas, fuertes y claras, supo que todo terminaría pronto. En aquello que vivían no cabían los razonamientos más que cuando se ponían inteligentes y armaban los planes para una revolución. Fue por ese atrevimiento que un día, después de estudiar muertos en la morgue, el Teniente se la llevó a dejar en claro la situación. Ella ya no sabía si era cinismo o sinceridad aquello de “solo me dejé llevar por tu frescura y tu mente” o “no tengo nada que ofrecer”, se le olvido que dios doto a los hombres de palabras que parecen decir mucho y no contienen nada, se le olvido que sentirse vulnerable lo tenía como una de las cosas que no se perdonan y todo aquello que no perdono a otros amantes, se lo concedió a este, de piel morena llena de delicadas promesas.
Este viejo lobo de mar creyó en su propia trampa, dio por hecho que su subteniente (como llamaba a Malena) le sería incondicional y se sintió afortunado por conservar su hogar y al mismo tiempo la certidumbre de tener un joven refugio.
- Te voy a extrañar- dijo la subteniente una noche de desvelos
- Pero si no me voy mujer, aquí estoy-
- Te voy a extrañar- le repitió
Ella que nunca fue supersticiosa, tomo el inicio del año como un verdadero comienzo y se encerró a buscar un tronco fuerte del cual sostenerse, clavarse a veinte uñas y alejarse de ese barco sin vela. Cerró la furia de sus ojos y entendió el lenguaje de sus poros
-Voy a extrañarlo con toda la rabia que me es concedida- y recordó lo que le dijo la tía Patricia – escribe todo aquello que te quite el sueño y quémalo, las cenizas, cenizas son.-
Así que, abrazada aun del tronco escribió en letras grandes “Teniente Márquez”. Después de quemarlo y observar las cenizas dijo:
– Polvo eres, tu nombre se me quemó, lo demás me lo quedo yo-

Texto agregado el 05-03-2009, y leído por 1301 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
28-07-2009 En verdad olvidaste las noches a la orilla de la ciudad? constanzamiranda
05-06-2009 precioso y triste a la vez mis mis 5* mae2009
02-06-2009 amiga mia en verdad me encanto y me envolviste- sabe sme gusta hacer eferencia unicamente a lo literario y a las normas de las cuales se rige.. me gusto la retórica y la cadencia... bella historia enfrentando a la protagonista con si yo y al mismo tiempo poniendo un reto que es el olvidar al teniente Marquez... pero me pregunto... viendo ella un partido de la seleeccion y escuchar. Marquéz despeja del area juega versallesco Marquéz,,, es el mejor Marquéz,,, _n¿no lo recordará? mis 5 * alpha_y_omega
27-05-2009 Mejorale la ortografía, pero muy bueno constanzamiranda
17-05-2009 a mi me gustan los cuentos cortos de amor,como este que me recuerda al principe da la cancion jose jose y su tema 40 y 20,muy bello mariu. salud amiga kidnayarit
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