Cuento nocturno de una doncella
Hasta que al fin nos encontramos.
Yo te encontré a ti, dijo la doncella, yo te encontré navegando en mares ya conocidos y desconocidos a la vez, y me descubriste con la puesta del sol mientras dormía, al instante abrí mis ojos y estabas mirándome sorprendido, de donde había yo salido,
Sabías que venía de lejos, que traía dulces extraños que ya habías probado antes, mi ciudad te recordaba tus ancestros y mis ojos te trasladaban a un lugar placentero.
¿Me calzaría la zapatilla de cristal?
Preferiste quitármela, eres un príncipe underground, pues mis pies no tenían que calzar ahí donde todo esta establecido, sino en tus labios y en tu corazón, como diría una reina de un país lejano, “todo entra por los pies”.
Ya descalza me trasladé hacía ti, indefensa me quité las armas y me di la vuelta, quería una sorpresa, y nos vi a ambos reflejados en el mar ondulante y azul bajo un sol caluroso, nuestras siluetas formaban figuras exquisitas, fuimos eternamente uno.
Entonces la doncella dijo: Vamos a mi castillo, ahora tienes la llave de mi corazón.
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