Dardo y Vicente estaban mirando TV, en el living del departamento de Dardo. Era primavera y hacia calor, por lo que estaban sin sus remeras, tirados sobre un colchón, mientras tomaban cerveza y fumaban marihuana. Dardo llevaba puesto unos bermudas amplios. Sus piernas eran fibrosas. Como quien no quiere la cosa, Vicente metió su mano por debajo de los bermudas y empezó a tocar la pija de Dardo. Enseguida se endureció, era una verga larga y delgada, Vicente la masturbaba lentamente y Dardo acompañaba con la cadencia de su cadera. Se desabrocho la bermuda y la pija salto hacia fuera como un resorte. Vicente comenzó a chuparla y a lamerle indistintamente los huevos. Dardo gemía y acariciaba la cabeza su acompañante. Vicente ascendió con su lengua hacia la pelvis del amigo, el vientre lampiño y los pezones endurecidos, los mordisqueo. Siguió por el cuello hasta la boca, se confundieron en un largo beso de lengua. Vicente llevaba jeans. Mientras se besaban, Dardo se lo desabrocho y salto de adentro una verga gruesa y dura. Se masturbaron mutuamente. Ahora era Dardo quien chupaba el sexo de Vicente, lo tragaba entero y salía, lo lamía. Ayudo a su amigo a sacarse los jeans. Vicente se acostó boca arriba y Dardo escupió sobre su pija, Vicente agrego más saliva, Dardo se lleno a su vez su propia mano de saliva y lubrico el agujero del ano. Se sentó despacio en la verga dura de Vicente, comenzó a cabalgar primero lentamente y después más aceleradamente. Su pija larga rebotaba en el vientre de Vicente, que se excitaba ante aquella visión. Lo masturbaba mientras lo penetraba, al cabo de un rato, un calido y potente chorro de semen se descargo sobre el pecho de Vicente mientras Dardo gemía. Había acabado. Volvieron a besarse. Dardo se acostó boca abajo y Vicente besaba su nuca. Lo penetro. Dardo comenzó a gritar su gozo. De golpe se abrió la puerta del departamento, pero ellos no se dieron cuenta. Era Marina, la hermana de Dardo. Se quedo dura contemplando la escena. Vicente se separo de Dardo y ambos la miraron. Pidió perdón y se dirigió al cuarto. Vicente volvió a penetrar a Dardo. Al cabo de un par de minutos irrumpió Marina y les dijo ¿Cómo pueden estar haciendo esto?. Dardo se levanto y se dirigió desnudo al cuarto insultando a su hermana. –Porque carajo te metes, déjanos en paz. Ella lo siguió, se peleaban. Vicente quedo en el colchón sentado, con su espalda contra la pared, con una erección tremenda. Se masturbaba. Marina vuelve al living. Se sienta en una silla al lado de la mesa, frente al colchón. Le pidió disculpas a Vicente y comenzó a hablarle de cualquier cosa. Él seguía caliente y continuaba con su paja. Ella llevaba una minifalda muy corta y una remerita transparentada que dejaba ver sus pezones negros y endurecidos. Tenia buenas piernas, cuando se descruzo Vicente se dio cuenta que no llevaba bombacha. Se veían los labios de su vagina y una pelvis peluda. Vicente se masturbaba, ella le hablaba y lo observaba, de a poco fue llevando sus dedos al clítoris. Vicente se levanto como hipnotizado, no sabia como ni porque, se acerco a la silla con la pija parada, se la acerco a la boca, ella la empezó a chupar. Dardo volvió del cuarto, seguía desnudo. Los vio.
-Puta, me queres cagar la historia. Se puso al lado de ellos y la hermana sin pensarlo le empezó a chupar la pija alternativamente a Dardo y a Vicente. Ellos se besaban. Vicente se puso en cuatro y le lamió la concha a marina, Dardo lo penetro con violencia. Marina y Dardo acabaron en la boca y el culo de Vicente. Vicente se incorporo y se masturbó hasta acabar sobre las caras de ambos hermanos. Ellos se limpiaron el semen a lengüetazos, mientras se decían te amo mutuamente. Vicente se volvió a poner la ropa, Dardo se acostó en el cuarto y la hermana bajo a abrirle a Vicente. En la puerta de calle le dijo. –El es mío, no me lo vas a quitar. Vicente la miro con sorpresa y curiosidad. Sintió el golpe de la puerta al cerrar.
Fue hasta la parada del 60 y en un kiosco paro a comprar cerveza. Era entrada la madrugada. Su cabeza trataba de procesar lo sucedido. Las extrañas formas del goce. La locura enfermiza de la familia y el amor. Subió al colectivo. Tenía un largo viaje hasta Congreso. En su casa lo esperaba su compañera y su pequeña hija. Había sido una noche larga, extraña y extraordinaria. Seguramente la recordaría.
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