Lentamente se van apartando las cosas que creía necesarias a mi lado y me duele profundo porque no me han cuidado. El alma se deprime con la ausencia, pero más lo hace con la indiferencia y el olvido.
Te quieren solo si eres de la manera que esperan. If you are flawless then you win their love. Y de vez en cuando, las presiones internas de encajar en algún lugar son fuertes y uno es débil.
Adquirir constancia, firmeza en las convicciones es igual de difícil que dejar de respirar.
La duda que me asalta es desconocer las fracturas de mi ser. Porque no siento placer en ninguno de los espacios donde aquieto mi espíritu. Y las conversaciones se han vuelto impares, en detrimento de mi motivación.
La utilidad y practicidad han quedado intactas en mi, inmunes a los altibajos, tempestades de siempre. Pero no siento progreso en ello. Me siento autómata, no requiero sentir, amar, desear, para practicar correcta y eficientemente la labor diaria.
Ayer se dijo de mí, aunque no a mí, que había salido buena en la cocina, que corto plenamente el césped de la casa. En el trabajo se recalco el trabajo “eficiente como siempre el trabajo”…pero en ninguno de los casos me hablaban sino a la huellas, al recorrido de mi accionar en pasado, como sin sujeto de acción.
Así es como me perciben, sin imagen, sin protagonismo, sin persona. Así es como he comenzado a sentirme, carente, ausente de mis decisiones, de mis anhelos. La mujer sin rostro, la mujer que nunca estuvo sino en las palabras ajenas de otros que evocaron la brisa de mi esbozo pero que olvidaron nominar.
Ahora estoy sentada escribiendo un trozo de mi historia, aunque respetando el formato de alguien más; que aunque se aleja diariamente tiene control de la mayor parte de mi día. Y en realidad estaba pesando en una huida, y la mejor huida fue este pequeño espacio de esparcimiento donde hago impresión de mi resaca a la vida aunque nunca es suficiente.
Deseo tomar mates. Ahora me voy porque tampoco eso está permitido para mí.
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