Una mañana extrañamente fría de verano, una cucaracha se despertó convertida en un monstruoso humano, en realidad no era un humano, mas bien un extraño híbrido salido de la cruza de ambas especies, pues aunque su cuerpo tenia la anatomía de un humano, la textura de su piel era viscosa y el color de su cuerpo era un tanto rojo, un color ya no tan subido de el peculiar tono encendido de su antiguo cuerpo de insecto, estaba desnudo en medio del parque carecía de órganos humanos pero aun así sintió la extraña incomodidad de estar desnudo, busco entonces en la basura algún harapo u hoja con cual cubrirse, y fue que encontró la indumentaria necesaria, ya no seria un bicho de basurero, seria un habitante mas de la luz, viviría entre los humanos, entre esa extraña raza de pulcros asesinos, fabricantes de químicos.
Cuando se hubo vestido se sentó en una banca, no bien era de día, pero ya se sentía el advenimiento de la mañana, fue en ese momento que escucho pájaros cantar en una enclenque rama de ciruelo y una ira humana se posesiono de sus extraños ojos, y se abalanzo sobre ellos en estado colérico, piedra tras piedra, hasta mutilarlos a todos, era la venganza por matar a tantos y tantos camaradas de la basura, venganza en contra del petirrojo que mato a su madre y hermanos, ahora tenia el poder, se sentía a través de esa cara sin antenas, un apóstol, un Adán para guiar a los de su raza, a los oprimidos insectos de la miseria.
–– ¡Un monstruo!–– Grito una viejecilla al ver a nuestro amigo, al ver esos grandes ojos y extrañas mandíbulas, y ahí cayo sin vida en su cuerpo por el gran miedo.
Una multitud se arremolino iracunda en torno del extraño demonio, sin duda ya estaba muy entrada la mañana y los paseantes iban a pasar un pequeño rato de ocio al parquecillo del error de la naturaleza, un puñetazo salido del grueso de la chusma, golpeo a Adán, lo derrumbo, en ese momento mientras caía se dio cuenta que una vez mas habría de ocultarse, tan pronto cayo se incorporo y comenzó correr, torpemente al principio pero con la ayuda del miedo fue como el mismísimo Emil Zatopek , y corrió por entre los árboles, corrió hasta donde su nuevo organismo le permitía, en su desesperación pretendió volar, pero cayo de bruces sobre el pavimento se dio cuenta de que no tenia ya sus magnificas alas con las que antes podía atravesar el parque entero si así quería, salio como pudo del parque con sus ropas sucias, con el temor de ser linchado, y anduvo por las calles despertando el asco de la gente y el odio del común popular, hasta que entro a un edificio en ruinas.
Llego a casa, era oscuro, era húmedo, olía mal, había en ello una incomodidad que no lo minimizo, sabia que ante todo, era ese su mundo, en las paredes había muchos de sus hermanos, trato de trepar, lo logro, pero el dolor era indescriptible, soportar todo el peso de su nuevo cuerpo con ayuda solo de sus dedos y ese tan impractico endoesqueleto, lo hizo mejor soltarse y caer al piso, también se percato de que hasta las mismas cucarachas huían de el, ambos mundos lo rechazaban, ¿ahora con quien podría estar un monstruo triste? Simplemente no había respuesta, no había una voz, afuera, se escuchaban los gritos, la chusma que se armaba; adentro ningún camarada que lo apoyase, algo le hizo cosquillas en el rostro, algo que rodaba, sin darse cuenta, no se había dado cuenta de que podía llorar y de lo que era la tristeza, el pobre insecto hombre estaba ahí sin nadie que lo apoyara, odiando a los depredadores de antaño, lleno de dudas; en eso un alacrán asomo sus tenazas, tan imponente que le habría helado su alma en otro tiempo en ese momento solo lo aplasto, sin miramientos, así transcurría el tiempo el tiempo en solitario, Adán echado del paraíso maldiciendo su destino, cobrando sentido de su existencia, deseando que una blanca paloma le arrancase los ojos.