Cuando Rubén se calentaba a veces discurseaba así:
"Sucede que la vida está regida por la economía. Vivir, cuesta. Es así desde tiempos inmemoriales y no sólo para nuestra especie. Vivir para los animales es difícil, duro, los más debiles fallecen. Humanamente la cosa no es muy distinta. La fortaleza evolutiva está entre los que disponen de mayores medios naturales. El sistema hace todo lo posible por exterminar a los más débiles y menos aptos, o sea, mientras más pobre, mayores posibilidades de llevar una vida durísima que, efectivamente, te quiere fuera.
Las multinacionales, enfrascadas en nuestro medio como casas comerciales, isapres, cadenas de supermercados, cines, controlan todas las manifestaciones de la vida excepto lo inconsciente (descartando la idea de la publicidad subliminal, por ejemplo). Para alimentarte debes asistir al Jumbo, para entrenerte has de arrendar una película en Blockbuster o ver alguna proyección de Hollywood actualizada, para curarte has de estar bajo el amparo de una isapre o fonasa, para descansar como se debe has de tener buen mobiliario que adquieres en Falabella o Ripley, la hipoteca de la casa la pagas en el banco Santander, y no puedes andar desnudo, Almacenes París cubrirá eso y además tus electrodomésticos para hacerte la vida más llevadera. Moverte en la ciudad te costará dinero. Comer en la ciudad te costará dinero. Vivir en la ciudad te costará dinero. Respirar, por ahora, es gratis. Vivir, definitivamente, no lo es.
Y el estilo de vida sube y sube. Antes, por lo menos, tenías la certeza de que simplemente no tenías el dinero para comprar alguna cosa, para vivir como aquel millonario. Hoy la economía, su modus operandi, es satánico. Sí, hermano mío, puedes vivir como aquel millonario, el legado del siglo XX está aquí para ti: tarjeta de crédito. Los contratos suscritos con las tiendas no estipulan que si compras compulsivamente (oferta que te dan) puedes llegar a perderlo todo, que tu vida estará llena de esa presión asfixiante llamada "deudas". Repactaciones, deudas giratorias, tasas de interés y otros inventos de Lucifer promocionados por inocentes nombres que intentan ser pegajosos. "Banco Nova, para tus sueños", "¿Problemas? El creditazo lo soluciona", "Tienda X, la calidad importa" y otras mentiras. Porque sí, son mentiras."
Luego quedaba exhausto y nosotros riéndonos. Cuando se le pasaba el éxtasis volvíamos a la rutina de siempre, y le dábamos un golpecito en la espalda. Total, no sacaba nada con estresarse tanto, y más todavía con lo que todos sabíamos, le explicábamos. Algunas veces nos aceptaba eso y se quedaba triste, como diáfano, esperando algo inefable que evidentemente no llegaría. Así era él.
(05 de octubre 2008) |