II PARTE

Miré atónito a aquella mujer y trate de decir algo, pero mi mente estaba en blanco y solo palabras incoherente y entrecortadas salieron de mi boca, cerré los ojos tratando de entender que estaba sucediendo y al abrirlos nuevamente observe como la mujer, que aun me miraba fijamente, con un gesto me ofreció fuego para encender mi cigarrillo, rápidamente y casi inconscientemente me acerqué y encendí el cigarrillo. En ese momento todo en mi mente se calmo, mientras el dulce veneno entraba en mis pulmones, me encontraba mas y mas tranquilo, la mujer se acerco me abrazo fuertemente, tanto que dejó la marca de sus uñas en mi espalda, luego se alejo lentamente de mi y desapareció tras algunos arbustos no muy lejos de allí.

Trate de levantarme e ir tras ella no quería que desapareciera en ese instante, no quería dejar de sentir esa momentánea tranquilidad, pero mis piernas no respondieron y caí aparatosamente al suelo, trate de arrastrarme hacia ella, la tranquilidad se alejaba de mi, el pánico se apoderaba de mi mente, pero mis parpados parecían pesar muchísimo más de lo normal, y mi cuerpo se fue rindiendo ante esta sensación de impotencia, hasta que mi cabeza choco bruscamente contra el suelo.

Al abrir los ojos me encontré nuevamente en el balcón de mi habitación, tendido boca abajo en el suelo, con la mejilla izquierda apoyada sobre la fría baldosa, y justo a mi lado una colilla de cigarrillo se apagaba lentamente, me levante rápidamente y mientras miraba asustado el sitio donde había visto la extraña criatura, entre a mi habitación y cerré la puerta con seguro, no entendía que había sucedido, ¿acaso me había desmayado, que había sido todo eso? Volví a hacia mi cama y sin entender lo que había sucedido me recosté sin poder conciliar esa noche el sueño.

Durante muchos años nunca entendí lo que había sucedido esa noche, desde entonces nunca volví a verte, me cegó la belleza de aquella extraña mujer. Pero hoy que te encuentro parado frente a mí, por fin logro entender, todo este tiempo fuiste tú. Tú eras esa extraña criatura que aquella noche se abalanzó sobre mí.

Ahora entiendo que no era a mí al que asustabas, que ella me estuvo acechando todo el tiempo, que ella fue la que me raptó a ese lugar, ahora sé que solo querías salvarme, ahora me doy cuenta que fui yo el que no te quiso ver todo este tiempo, lo entiendo hoy que has venido tan solo a observar como la muerte me lleva a cumplir mi condena.

Por eso hoy siendo el día de mi muerte entiendo que solo puedas observar, pero nunca creí que la tentación se valiera de tantas artimañas solo para hacernos caer en sus garras, hoy me arrepiento de haberme dejado llevar por la hermosa tentación, hoy solo te pido perdón mi querido ángel de la guarda.

FIN.