UN CIGARRILLO EN EL BALCON

I PARTE

Esa noche comenzó como muchas otras, me distraía viendo variedades en la pequeña televisión que se ubicaba en una esquina de mi habitación, pero solo cuando me decidí a apagarla justo a las 2:15 de la mañana sentí ese pesado silencio que rondaba aquella noche. Mire en el cajón de la mesa de noche y encontré una pequeña caja de fósforos, me extraño no haberla visto antes pero sin pensarlo dos veces lo tome y salí al balcón de mi habitación dispuesto a encender un cigarrillo que había estado guardando todo el día.

Al salir vi que no solo un silencio impenetrable rondaba esa noche, sino también una quietud y oscuridad inquietante, después de varios intentos fallidos de encender varios fósforos y al rasgar suavemente un fosforo sobre el corrugado borde de la caja, este se encendió con tal brillo que pareció iluminar por un momento toda la calle, y justo ahí lo vi. Vi como se acercaba a gran velocidad un extraño ser, con alas como de murciélago, con ojos grandes y saltones, con brazos y piernas terminados en afiladas garras extendiéndose directamente hacia mí, pero en el instante cuando estaba a punto de tocarme con sus extrañas extremidades, sentí un agudo dolor en mi mano que sacudí fuertemente apagando el fosforo que se había consumido casi por completo, y la oscuridad sobrecogedora me envolvió completamente.

Segundos después sentí como una fuerza extraña me jalo fuertemente hacia arriba despegando mis pies de la tierra y elevando mi cuerpo a una velocidad inexplicable, algo me había salvado de esa horrible criatura pero no comprendía nada, en medio de tanta confusión y de la total oscuridad cerré los ojos apretándolos con todas mis fuerzas, y espere o quizás deseé que aquel extraño ser acabara con mi existencia.

Por un tiempo tuve la sensacion de volar a la deriva impulsado por un viento invisible que parecía que no dejaría de soplar nunca, cuando sin previo aviso y con un sonido seco me estrellé contra un piso blando que amortiguo un poco mi llegada.

Cuando abrí los ojos me encontré recostado sobre un verde pasto, rodeado de un centenar de rosas blancas, en lo que parecía un alegre y colorido bosque, junto a mí se encontraba una hermosa mujer de largos cabellos, sonrisa encantadora, que me miraba con un gesto casi maternal. Mientras me observaba en silencio sostenía en su mano un fosforo encendido que no parecía consumirse en lo mas mínimo, al contrario tenía un resplandor casi mágico, que se hacía mas y mas brillante cada segundo, me senté lentamente y al colocar mi mano sobre mi frente note que aun sostenía entre mis dedos el cigarrillo que había estado a punto de encender.