Acurrucado en tu calor despierto;
mi sueño de alcohol se desvanece.
Tu mirada traviesa hace mella en mi conciencia;
todavía no te dejo, pero ya te extraño;
frases con menos sentido que mi sonrisa son la despedida.
Te quiero dejar y más me acerco a ti;
me olvidé de olvidarte;
y solo recuerdo retenerte.
Te regalo mi libertad,
porque el vicio de tu amor la corrompe.

No quiero dejarte ir, aunque sea mi más ferviente deseo;
si te vas, avísame;
si te quedas, no lo digas;
no me sorprendas con tu ausencia;
inspírame con tu presencia.

Ahora soy yo el que me voy sin dejarte;
en mi memoria persistes;
en mi cuerpo quemas;
en mi soledad faltas.
No me quiero ir, aunque sea mi más ferviente deseo.