Tu mirada siempre limpia, enmarcados en tus ojos de niña dulce, ha hecho que algunos crean que eres ingenua e inocente en demasía; la ingenuidad la tienes para algunas cosas y la inocencia poco a poco te la van robando, no saben que la vida te enseño a ser mucho más que eso.
Lleana, amiga, eres el ser más noble que la vida me regalo. Me hace feliz verte reír, me hace sufrir tu llanto, y me entristece tu dolor, si yo pudiera te protegería de todo y de todos aquellos que creen que pueden lastimarte.
Pero no siempre podemos estar una al lado de la otra, sé que si echas vuelo a algún lado pronto volverás. Que si vuelas alto no podrás caer de golpe, pues lo haces con las alas de la humildad y ellas te protegen. Si vuelas muy bajo sé que lo haces para no olvidar de donde vienes y a donde vas.
Lleana, amiga, me ayudaste a ser mejor cada día, me enseñaste a quererme por lo que soy y no por lo que los demás creen, me guiaste cuando lo necesite y sobre todo me escuchaste cada vez que me era necesario.
Por eso cuando sea, donde sea y por lo que sea, siempre, ahí estaré.
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