Esta es una historia verdadera,
aunque no lo crea;
le sucedio al amigo, de un amigo
que algun tiempo camino conmigo.
Este pariente necesitava dinero urgente
ya que no estudiaba, ni trabajaba,
de complexion pequeña
y de malas utilizaba lentes.
Cuando en una mañana,
en el periodico observo
un trabajo con maña;
pero de otra no le quedo.
-¡Un hombre vestido de dona!-
Esa fue su expresión;
aunque la verdad se asoma,
el trabajo lo acepto.
Al llegar al lugar
mucha gente iva a comprar,
niños, madres, policias y trabajadores
salian con una sonrisa entre los corredores;
comiendo una dona y dando clamores.
Ya saben de que donas.
Glaceadas, cubiertas con azucar,
un centro cremoso amarillo;
que parecia ser disparado de una bazuca.
Horas, días y meses volavan,
el trabajo se tornaba aburrido;
viendo mismas caras
sin novedad y miles de suspiros.
De sol a sol trabajaba,
señalando a carros y dulces niños
donde estava aquel puesto de donas;
que sin pensar ivan hechos bolas.
Siempre se preguntava
-¿Quien me contrato?-
no he visto a mi jefe
ni un regaño y quien dijese -Deje-.
Asta que una noche,
tarde se quedo;
horas extras necesitaba
y no se quejo.
Observo llegar a un gran hombre,
con diamantes y oro en sus brazos,
vestia elegante y no se veia con hambre
pero un gran grano en su rostro, definia sus rasgos.
Era su jefe en la cocina,
haciendo donas con prisa;
pero el liquido cremoso de esa dona
era pus de su grano que poco a poco se asoma.
Si, asi fue esta historia;
corrio toda esa noche sin parada sola.
Y desde ese día
no se le volvio a ver a mi amigo;
llorando, gritando y no hubo testigo.
- No coma de esa Loca Dona-
Tachando su prestigio.
Esta es una historia verdadera,
aunque no lo crea;
le sucedio al amigo, de un amigo
que algun tiempo camino conmigo.
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