Bebiamos vino sentados en aquella pequeña mesa blanca y hablabamos sobre filosofia y la vida y algun que otro poema se nos escapaba de los labios producto de la inspiracion y el vino, en otras palabras hablabamos cojudeces y matabamos hermosamente el tiempo, pues a nadie le importa y por mas que se habla no se soluciona nada, pero eramos felices.

Mi mejor amigo, mucho mayor que yo me entregaba sus palabras y poesias que quedaban algunas dentro de mi cabeza y otras tan solo se escapaban como arena en un puño cerrado.

Haciamos poesia, escribiamos y debatiamos, ¡que poesias maravillosas escribiamos bajo el efecto de las botellas del vino- nectar de dioses- que bebiamos!

Era un intercambio cultural con gotas de alcohol entre dos amigos destinados a compartir sus miserias y alegrias.

A veces tomabamos la carretera que siempre que te aleja de la ciudad te lleva a un lugar mejor.

No sabiamos como hacer una fogata, eramos un par de citadinos en una playa queriendo algo de fuego, par de borrachos inutiles que aun creemos en que la vida es hermosa y asi la viviamos.
Asi bebimos nuestros vinos de noche tumbados en la arena de una playa perdida acompañados del mar y de un cielo estrellado.
Aquel cielo que tantas veces soñe como se desprendian y caian las estrellas del firmamento, y caian una a una a la tierra mientras todos corrian con las manos en la cabeza protegiendose de lo que creian era el fin del mundo.

Luego enrumbabamos de regreso a la ciudad , de regreso a nuestras vidas reales, no se que pasaba por su cabeza, pero dentro de la mia solo rogaba que mi vida real se pareciese un poco a la vida bajo el efecto del vino y las poesias......................y siempre en una playa lejana.