Confesiones compartidas y relato inserto.

Cada mástil cruza blandiendo su hedor. Apoyado, confesando el terror que siento provocarse.

-Abre tus piernas lentamente…-

Podría imaginar gemir la sangre en la garganta en esta víctima.
Sudor,
Orgasmo en el ángel del morbo, salpica tus labios
Rodea la piel en el pantano sediento de insectos,
quémate en el círculo, sexo en la carne, y sudor de lágrimas.

-Odio esto, ¡no sabes cuanto!. Si tan sólo pudiera borrarme.

Déjame,
Úsame.


Retrato sumido en espejos quebrados.
Te quedaste al observar, fiel compañía. Entregas rosas, sus espinas para sangrar. De ese modo has dejado estigma, no olvidas. Mi nombre, es rocío en tu mente y muerte.

Déjame,
Úsame.

Las entrañas se alejan, son frías para comenzar cuando sea la sombra parte de la silueta clavada, cuando abres los ojos, y sabes que sólo oyes el vacío mezclarse en un horizonte flanqueado en todos lados por tinieblas colmadas de oscuro placer.

Blasfemo por los poros,
Voz inquieta al palacio de huestes serviles.
Y Dios contempla satisfecho.

Trazada la línea del último respiro, considera...