Voy a escribir hoy para ti, Vicente,
mi luz fugaz, la sonrisa siempre.
Las palabras juegan en tu boca,
¡má! esto, ¡má! lo otro.
Corres, juegas sin parar, no te cansas.
Eres paz en este caminar.
Eres un trompo que gira y gira.
Remolino que vuela al viento.
Impaciente, soñador, apacible.
Chiquillo, cuanto te ama mi alma.
Tu nombre, "el vencedor", que bello
busqué tu nombre, ese era para ti.
Eres olas traviesas que juegan
en el mar tranquilo del corazón.
Te impulsas a la vida sin miedos,
no temes tropezar, te levantas.
Lloras y ríes con pasión.
Te quiero tanto, principito.
Te enojas, pero pronto pasa,
una palabra y sonríes.
Obstinado a veces,
quieres tenerlo todo a la vez.
Te convenzo con un beso,
o te ofrezco algo.
Y tú cedes en ese abrazo
cálido que me das.
No te contagies con mis penas,
no entristezcas con mi llanto.
Mi pequeño caballero, te amo.
Hablas como un grande.
Quiero que sepas que estoy contigo
siempre, ahí en tu corazón.
Y que tu beso, ese de cada mañana
me hace vivir un poco más.
Te quiero mi pequeño principito.
Tu mamá.
Noviembre, 2008
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