Génesis 04: El duelo
Las alas de ambos contrincantes se batieron con fuerza, y los dos se abalanzaron el uno contra el otro armas en mano. Se produjo el primer choque de armas, para a continuación lanzar otro, y después otro más. Entonces True hizo una finta hacia atrás y asestó una estocada a su enemigo. Para sorpresa de este, la hoja de la katana se alargó lo bastante como para alcanzarle, aunque pudo evitar el ataque a tiempo interponiendo su propio arma: la espada negra atravesó parte de la carne de la hoja del Devoramundos, aunque no alcanzó su objetivo.
-Vaya, veo que tu nuevo aspecto es más que un traje de seda… ¡INSUFICIENTE!
Entonces las carnosas tiras comenzaron a enrollarse en el filo clavado, aunque su portador previó la táctica y se evadió alejándose algo más a la par que agitaba su arma. En ese mismo momento Gargant comenzó a enarbolar su espadón en el aire, formándose un extraño sello de luz que, al recibir un puñetazo de la zurda del engendro, lanzó un rayo de energía hacia el espadachín. Este no perdió los estribos, y a una velocidad pasmosa la hoja de su espada se contrajo y empezó a dividirse en varias partes unidas a una cadena azul: En menos de un segundo los fragmentos formaron una espiral a modo de escudo que bloqueó el rayo. Nada más finalizar el ataque el Devoramundos se lanzó de nuevo al ataque, el cual detuvo rápidamente al ver como su contrincante tomaba impulso y le arrojaba el antes escudo como si de una sierra circular se tratara. Gargant realizó una finta rápida hacia la izquierda, y tras eso dio media vuelta para detener de un espadazo el negro arma que intentaba dañarle mientras volvía a su amo.
Al cogerla Truefaiterman, el arma tomó de nuevo forma de espada, tomando impulso su portador sobre sus alas para atacar al enemigo. Este por su parte se hizo el mismo movimiento, y ambos tuvieron un brutal encontronazo en forma de choque de aceros. Ambos guerreros empezaron a forcejear en una dura competición de fuerza.
-No esta nada mal… para ser humano…
-Ya te he matado dos veces, y bien es sabido que a la tercera va la vencida.
-En las otras dos ocasiones no estaba en mi terreno, aquí tengo la ventaja.
-¡Es mi mundo, no el tuyo!
-¿Estás seguro?
Ambos contendientes se separaron dando sendos saltos hacia atrás. Entonces comenzaron a volar en círculos intentando rodearse el uno al otro, hasta que finalmente el guerrero de armadura negra dio el paso: Comenzó a volar hacia Gargant en zigzag a la vez que este empezaba a realizar más sellos en el aire. Los rayos surgían por todos lados, pero ninguno alcanzaba a su objetivo, y finalmente Truefaiterman redujo distancias con su adversario. Entonces un sello apareció frente a él, pero no logró alcanzarle: Ante la sorpresa del Devoramundos, su rival realizó un tonel aéreo haciendo que el rayo apenas le rozara, y tras eso la negra espada volvió a alargarse para ensartar a su objetivo. Pero esta vez Gargant lo veía venir, e hizo una finta hacia la derecha evadiendo así el ataque.
-¡TE TENGO!
Entonces la hoja empezó a torcerse hasta formar un ángulo de noventa grados, al mismo tiempo que el filo también se torcía hasta que la punta miraba hacia su dueño. Con un veloz movimiento, la guadaña se clavó en el costado izquierdo del engendro, quien exhaló un fuerte rugido de dolor. True no cesó en su ataque, y tiró con fuerza de su arma atrayendo así a su enemigo. Al mismo tiempo el oscuro empezó a reunir energía en su mano izquierda y, una vez tuvo a Gargant a la distancia necesaria, transformó esa energía en una oscura esfera relampagueante con la que golpeó violentamente a su adversario, haciéndole volar a varios metros de él, desgarrándose su costado debido a la guadaña. Sin dudar un momento, el hombre hizo que su arma recuperase su forma original y se abalanzó hacia su adversario de nuevo. El Devoramundos le dio la espalda rápidamente y empezó a volar a toda prisa mientras formaba nuevos sellos mágicos.
Truefaiterman esquivaba con habilidad los rayos mediante fintas y zigzagueo, aunque su objetivo empezaba a alejarse de él. Decidió dejar de evitar los rayos, y se lanzó en vuelo atravesando la sala esférica: hasta entonces ambos contendientes habían decidido evitar las grandes rocas flotantes del escenario, pero él empezó a usarlas de escudo ante los rayos a la par que arrojaba a su enemigo más bolas oscuras. Finalmente el espadachín llegó al borde de la sala, al lado del cual empezó a volar a toda velocidad mientras esquivaba los enormes picos de acero que cubrían dicho borde. Gargant le vislumbró a tiempo para desviar su curso, lanzándose a la parte inferior del escenario. True no dudó un momento en perseguirle, esta vez respondiendo a los numerosos rayos de energía con igual cantidad de umbríos proyectiles, provocándose una gran explosión con cada choque de ataques. En solo unos segundos más de una veintena de ataques había impactado, y la fuerza de los estallidos hizo que toda la sala empezara a temblar. Cada vez más de las rocas flotantes perdieron dicha propiedad, y empezaban a caer al suelo de la sala, el cual estaba inundado por un extraña agua de tonos rojizos que cubría hasta la mitad de la esfera. Gargant alcanzó dicho punto, y cambió de nuevo de dirección volando esta vez hacia el frente. Su perseguidor hizo lo mismo, yendo ambos rozando el líquido y así formando una estela tras ellos.
Los dos escucharon el ruido de pequeñas piedras caer, y entonces miraron hacia el techo, vislumbrando a tiempo las grandes rocas que se dirigían a su posición. Empezaron a moverse a toda velocidad para evitar su trayectoria y aprovecharse de la situación: cayó la primera roca formando una gran cortina de agua, la cual se interponía en el campo de visión del Devoramundos por lo que Truefaiterman aprovechó la ocasión para lanzarse hacia él. Para su desgracia, otra roca se interpuso en su camino, por lo que tuvo que rodearla, momento que aprovechó su enemigo para abalanzarse a por él. Una vez más las espadas bailaron al son de chispas y choques, hasta que finalmente el oscuro lanzó una estocada que atravesó el hombro derecho del engendro, agarrando este de la hoja contraria y atacando a la par con la suya, ataque que partió la hombrera izquierda del hombre, y alcanzando al fin su carne. Ambos luchadores tenían agarrada el arma del contrario y no querían soltarla.
-Eso es… ¡CARNE!-Dijo el oscuro al ver el costado de su enemigo, el cual estaba recubriéndose de tiras de carne viva.-Así que por eso huías, desgraciado…
-¡JA! Eso te debería bastar para darte cuenta de que soy superior: da igual cuanto me ataques, mis heridas apenas tardan unos segundos en regenerarse.
-¿De qué demonios está hecha tu carne?
-Es un organismo parásito que entró en mi cuerpo al invadir este mundo. Ahora, gracias a él, me he vuelto INVENCIBLE. ¡RESÍGNATE!
-¡NI HABLAR! ¡CREÉ ESTE MUNDO PARA ACUNAR A LA GENTE QUE QUISIERA UN HOGAR DONDE VIVIR FELIZMENTE, NO PARA QUE SE CONVIRTIESE EN TU NIDO DE ENGENDROS PARTICULAR!
-¿¡CÓMO PUEDES DECIR TÚ ALGO ASÍ DESPUÉS DE LO QUE HICISTE!?
De repente, una tercera roca cayó, esta vez sobre ellos. Los contrincantes no pudieron evitar el golpe, y cayeron de lleno al agua, donde se separaron de nuevo. Uno lanzó un corte vertical, el otro uno horizontal. Ambos ataques chocan una vez más, al igual que sucede con los siguientes y los siguientes, e igual con los que vienen después. La baja velocidad bajo el agua les vuelve demasiado previsibles, por lo que los dos salen rápidamente a la par que rodean el pedrusco que les golpeó unos segundos atrás.
Nada más salir Truefaiterman lanza a su enemigo una esfera oscura, la cual impacta contra la espada que interpone el objetivo entre el ataque y él. Para su sorpresa, una gran corriente eléctrica comenzó a fluir por su cuerpo mojado, provocándole un dolor indescriptible. La osamentada armadura empezó a desquebrajarse, y grandes chorros de oscura sangre azul comenzaron a brotar del corte del hombre, la herida del costado y de los lagrimales de sus ojos rojos. El espadachín no dejó pasar la oportunidad, y alargó varios metros la hoja de su katana. Antes de que Gargant se recuperase de la descarga, un brutal tajo vertical resquebrajó su rostro pétreo, al igual que su torso y cadera, provocando otro río de sangre. Pero el monstruo no dejó a su enemigo salirse con la suya: en una sorprendentemente rápida recuperación el Devoramundos agarró la espada de Truefaiterman antes de que pudiera asestar otro corte, y se abalanzó hacia él asestándole una estocada directamente en la cara. El oscuro dio muestra de sus reflejos moviendo su cabeza a gran velocidad y evadiendo el envite, aunque finalmente este le rajó la máscara por la parte derecha dejando algunos rastros de la oscura carne de la espada. Pero eso no era todo, Gargant se giró en el aire dando otro tajo con la intención de rebanar la cabeza a su enemigo, quien se agachó a velocidad pasmosa, recibiendo repentinamente una patada del Devoramundos, cuya puntiaguda bota alcanzó el hueso de una de las alas y rompió una pequeña parte de la negra coraza. El espadachín reaccionó con habilidad, dando una voltereta en el aire con la que se zafó de su contrincante y se alejó unos metros. Pero de repente Truefaiterman sintió algo frío sobre él, para a continuación ver que su visión había sido parcialmente tapada: los pedazos de carne que cayeron sobre él había empezado a desarrollarse, formando unas largas tiras que envolvieron el cuerpo del guerrero rápidamente.
-Mierda, lo tenías bien preparado…
-¿Pero qué…?
Algunas pequeñas tiras de carne también habían crecido, y ahora se unían al hombro de Gargant, taponando su herida.
-El parásito se está… ¿desarrollando? ¿Qué clase de broma es esta, Truefaiterman?
-Ahora com…PRENDO.
True empezó a tensar los músculos de su espalda, tensando así sus alas, las cuales comenzaron a brillar con cierta intensidad. Las alas se desplegaron de nuevo, cortando las tiras de carne que cayeron al agua. Al mismo tiempo numerosas plumas salieron despedidas por los aires, deteniéndose repentinamente. Todas ellas apuntaron directamente hacia el Devoramundos, lanzándose hacia él al mismo tiempo. Las plumas se clavaron en su ensangrentado cuerpo como si de una lluvia de puñales se tratara, destrozando su cuerpo y vertiendo su sangre. Gargant comenzó a gritar no tanto de dolor como de rabia, e ignorando los proyectiles que seguía recibiendo se abalanzó hacia su enemigo, quien logró bloquear el primer corte, aunque recibió el segundo de lleno en el costado derecho, y a duras penas paró el tercer tajo, una estocada que resquebrajó los ornamentos de su pecho, por suerte sin atravesar la armadura. El engendro continuó durante unos segundos atacando a la desesperada, y produciendo ligeros daños en la armadura de su contrario.
Pero de repente, el monstruo gritó.
-¡NO! ¿¡QUÉ ES ESTO!? ¿¡QUÉ ME HAS HECHO, TRUEFAITERMAN!?
Numerosos pedazos de carne surgieron de entre las sangrantes heridas, y empezaron a rodear el cuerpo de Gargant, paralizándolo por completo.
-Ese parásito… es un virus que creé como sistema de defensa de este mundo. Estaba preparado para que invadiera todo organismo de este lugar y lo convirtiera en materia animal hostil que destruyera a los invasores. Tú fuiste el único que entró en este mundo al principio, y al encontrar el primer organismo infectado por el virus lo absorbiste sin más. ¡Ese es el error que te costará la vida!
-No… no es p… posible… esto era… ¿UNA TRAMPA? ¡NO, NO CAERÉ DE ESTA MANERA! ¡NO PUEDO! ¡YO SOY GARGANT, DIOS DE LOS DEVORADORES DE MUNDOS! ¡NO PUEDO MORIR DE UNA FORMA TAN PATÉTICA! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Pronto el engendro se convirtió en una masa de carne deforme, de la cual no salían más que ininteligibles gemidos. La masa se convulsionaba con brutalidad, pudiéndose ver como el Devoramundos intentaba vanamente salir de su prisión letal. Pero entonces, la masa empezó a cobrar forma: su tamaño aumentaba a gran velocidad, al mismo tiempo que comenzaban a formarse apéndices orgánicos. Extremidades, huesos, músculos… todo ello se convertía en un solo ser de estatura cada vez mayor.
-Ahora es… donde el verdadero combate empieza. |